SI FUERA AL CONTRARIO NO SOLO LA MARCA
ESPAÑA ESTARÍA EN PELIGRO SINO LA INOCENCIA DE 2.200 MILLONES DE NIÑOS EN TODO
EL MUNDO[1]
A
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cabo de leer
el largo alegato del fiscal Pedro Horrach oponiéndose al malévolo intento del
juez José Castro de Palma de Mallorca de imputar de la infanta Cristina
Federica de Borbón y Grecia, esa inocente y virginal muchacha. Y por una vez y
sin que sirva de precedente no puedo estar más de acuerdo con el Ministerio
Público en todos sus extremos.
Visto lo actuado, no hay constancia ni la
habrá, ni por activa o por pasiva, ni de forma directa o circunstancial, se
miren los 20 legajos desde arriba, desde abajo o de costado, se ponga el lector
de cubito supino o de cubito prono, e incluso en la posición del salto del
tigre, de que la hija del Rey de España trabajara en las empresas Asociación
Instituto Nóos de Investigación Aplicada o en la entidad mercantil Aizzon SL.
A las alegaciones del Fiscal, que doy por
leídas por quienes me siguen (la Casa Real que siempre acoge mis textos con
mucho cariño y algún otro), y para más abundamiento aporto los siguientes
argumentos. Para que no se me acuse de manipulación, los hago siguiendo el
mismo esquema que el abogado del Ministerio Público:
PRIMERA:
PRINCIPIO DE IGUALDAD ANTE LA LEY
La Infanta es de sangre real y su marido
fue educado desde su más tierna infancia para entroncar con la aristocracia.
Ana María Tejeilo, la esposa de Diego Torres, es plebeya. Y eso no tiene
remedio.
A la Infanta no se le puede atribuir
cobros. Las infantas de España no trabajan ni necesitan ganarse el pan con el
sudor de su encantadora frente. Lo contrario, sería una humillación y un
descrédito para quien nació para ser Reina.
Para evitar
ese odioso y enojoso asunto los Borbones han tenido siempre, desde que se
inauguró su dinastía, la más antigua de Europa, pues data de 1317, a multitud de
lacayos, palafreneros, validos, protegidos y otros individuos incalificables
dispuestos en todo momento a dar la vida por ellos antes que confesar que sus
señores codiciaban lo ajeno como el que más.
Manuel Prado
fue uno y Diego Torres otro, aunque esté último les ha salido respondón.
Este último,
en lugar de aceptar su triste sino, de sacrificarse por quien le sacó de la
miseria y le cubrió de apariencias y ficciones, asumir como propios sus
pecadillos e ir contento al cadalso sabiendo que al purgar las culpas de los
amos hacía un gran servicio a España, se dedica a imputar injustificadamente, a
la más impoluta de nuestras Infantas, acusándole de delitos típicos de la plebe
que, lógicamente, el fiscal, un tipo listo y muy valido donde los haya, se
encarga de desmontar uno a uno.
La prueba más palpable de que nunca han
pegado golpe la tenemos en la Reina Isabel II. Por no trabajar ni se lavaba y
obligaba a sus doncellas a rociarla de colonia cada seis horas, entre coito y
coito.
El artículo 35 de la Constitución que
garantiza el deber y el derecho a un trabajo digno no afecta[2] a la Familia
Real ni a sus allegados. En ese aspecto son inviolables como el Rey aunque no
figure en la Carta Magna.
Las Infantas de España no han sido vistas
nunca en las colas del INEM. Y eso, que
nadie pone en duda, porque sería una tremenda deshonra, se debe a que casi
siempre han vivido de los Presupuestos
Generales del Estado.
Es bien cierto que Cristina Federica tuvo
un despacho, modesto y discreto, como es ella, a la par que simpática y
elegante, en la Caixa de la Ciudad Condal.
Y que lo sigue ostentando, pese a abandonar
el trabajo más de un año para irse a Estados Unidos, sin despedirse de Isidro
Fainé, Josep Vilarasau ni de Antonio Brufau ni permitir que éstos bajaran en
fila india y a paso ligero a rendirle pleitesía.
Pero eso constituye un servicio más a
España, pedido por Miquel Roca y Jordi Pujol para frenar a los independentistas.
Le durará mientras el catalanismo pueda seguir esquilmando con Rajoy como
palanganero al resto de España.
Además, el empleo fue un medio para que
hablara por teléfono gratis con sus amigas, una excusa para hacerse la manicura
los jueves y lavarse el pelo y darse mechas los viernes.
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L INTERES GENERAL A PROTEGER ES TAN GRANDE QUE LA JUSTICIA DEBE SER COMPLACIENTE Y GENUFLEXA POR OBLIGACION CON LA ADORABLE HIJA DEL REY
Y un subterfugio, que esto tampoco nadie lo
dice, para permitir que la Caixa se extendiera por toda España sin despertar
los recelos y las cautelas de la BBK
(BilbaoBizcaiaKutxa), o de Eroski, a
quien mucha gente identifica con algo de razón con Aralar, Batasuna, Bildu o ETA, por ejemplo.
Sus únicas actividades, además de las
tonterías de las jóvenes de su edad, se han limitado a representar dignamente a
la Corona en actos oficiales y a presidir actos benéficos. Algo, por otra
parte, bastante habitual en la Familia Real española y en otras casas
dinásticas europeas.
Es bien cierto que muchas veces cuando
acudían a actos semi-oficiales, alguien con muy malas intenciones, siempre intentando
que el germen de la corrupción anidara en
los bellos corazones de nuestros reyes, les colocaba distraídamente
algún cheque con algún uno seguido de bastantes ceros en el bolsillo. Pero
siempre ha ocurrido en contra de su voluntad. ¡Si lo sabré yo!
Si muchos de esos cheques no han sido
devueltos es porque en ellos no se suele poner el remitente, que es algo de mal
gusto, y el correo funciona mal en España. Nunca por deseo de la realeza (que
Dios Guarde porque de ellos se puede esperar poco) de admitir sobornos,
prebendas, sinecuras y otras bagatelas.
Tampoco puede decirse de las infantas
españolas que se dedicaran a aliviar de la carga seminal a los primeros
ministros y generales, como ocurría con su tatarabuela. Esto, además de no
constituir trabajo, se cortó al menos en un 50 por ciento con el matrimonio del
Rey con doña Sofía de Grecia.
Así que si jamás ha trabajado ni sabe lo
que es eso no es posible imputarle a ella por el incremento patrimonial que se
produjo en su familia tras casarse con Iñaki Urgandarin que, como se sabe,
procedía de una buena y adinerada familia de Zumárraga (Guipúzcoa), propietaria
de minas, altos hornos, aceriales,
navieras y del banco Vital Kutxa,
donde iba a entretenerse su padre y a jugar al monopoly pero con dinero real.
Moverse entre lujos y oropeles sin
preguntar jamás de donde había salido el dinero, ha sido su forma de vida
durante su infancia y su juventud. ¿Por qué iban a cambiar las cosas por el
simple hecho de casarse con un balonmanista
mediocre y sin un duro pero con mucha jeta? ¿No le habían inculcado a la
Infanta en el colegio, si en el colegio, que Dios provee al necesitado?
En ese sentido, Rita Barberá, Francisco
Camps, Jaume Matas, Alberto Ruiz-Gallardón y otros no han hecho más que cumplir
la Ley de Dios. No
Ha sido así,
en cambio, cuando han regalado el dinero a la plebeya Ana María Tejeilo. Eso
además de corrupción es pecado mortal.
SEGUNDA.
INEXISTENCIA DE INDICIOS INCRIMINATORIOS PREVIOS
Es cierto, tal y como afirma el juez, que
doña Cristina Federica Victoria Antonia de la Santísima Trinidad de Borbón y
Grecia, que ese es su nombre completo y no el que pone fiscal en su
escrito, era propietaria del 50 por
ciento de las acciones de la mercantil Aizzon SL. Pero lo era no porque hubiera
desembolsado un euro de su bolsillo. Los reyes y sus hijos no suelen llevar
dinero y, a veces, ni siquiera bolsillos.
Así que lo más seguro es que alguien se las
regalara sin que ella lo supiera y siempre en contra de su voluntad y de su leal
saber y entender y con el perverso objetivo de manchar su inocencia.
También es cierto que ostentaba el cargo de
secretaria de las Juntas Generales en la citada mercantil. Pero jamás trabajó
en ella. Y como pruebas irrefutables se pueden aportar, además de las ya
señaladas por el Defensor de la Legalidad, que son muchas, estas otras que se
entenderán enseguida quienes no conozcan la ciencia jurídica.
1.- Nunca se le vio salir a la calle a
comprar los periódicos para los ejecutivos de la sociedad ni a recoger la
correspondencia.
2.- No era la encargada de encender la
cafetera por las mañanas, de poner el aire acondicionado o la calefacción ni
tenía como misión servirle el café a los directivos de la compañía.
3.- Nadie ha reconocido en autos que fuera
la encargada de coger el teléfono, tomar nota de las llamadas, ni de abrir la puerta a las visitas.
4.- Tampoco era la responsable de mandar a
comprar las pastas y la bollería, cada vez que a don Carlos García Revenga o a
don Diego Torres les apetecía un dulce. Solo consta que le endulzara la vida a
Iñaki Urdangarin, pero ese es otro cantar.
5.- Ningún camarero de los restaurantes que
solían frecuentar los ejecutivos de Nóos o Aizzon recuerdan que llamara para
reservar mesa ni para anular la reserva.
6.- Cuando los dirigentes del Partido
Popular acudieron a Marivent y a La Zarzuela a hacerle una dádiva de algunos
cientos de miles de Euros, porque les sobraba el dinero y no porque Nóos se lo
pidiera, no fue ella la encargada de recibirles, recogerles los paraguas y los
abrigos y guardarlos en el armario de la entrada.
7.- Tampoco hay constancia de que les
ofreciera los periódicos durante la espera, ni que fuera la responsable de
devolverle sus prendas a la salida ni de de que ayudara a Francisco Camps, a
Jaume Matas ni Rita Barberá a ponerse la gabardina, con lo que le cuesta este
menester a esta señora.
8.- Doña Cristina Federica de Borbón y
Grecia no sabe taquigrafía, con lo cual no pudo seguir al pie de la letra los
acalorados debates de los consejos de administración de ambas sociedades donde
se discutía, hasta el mínimo céntimo, cuántos millones de Euros iban a
«trincar» de cada autonomía y que informe «estúpido» le iban llevar a sus
honrados y dadivosos amigos para que «vistieran el muñeco».
9.-
Tampoco pudo redactar las actas, toda vez que el esmalte de sus uñas no
ha sido hallado en la maquina de escribir ni en ninguno de los ordenadores de
ninguna de las sociedades.
10.- Tras el minucioso examen y cotejo de
las huellas dactilares de los centenares de escritos de esta sociedad en poder
del Juzgado, de la Fiscalía y de toda la Prensa en general, salvo la de La
Zarzuela, no se ha encontrado su impresión digital, lo que releva que jamás
toco ni vio de lejos un solo papel.
11.- De las declaraciones de don Iñaki
Urdangarin, de don Diego Torres, de don Carlos García Revenga o de don Miguel
Tejeiro Losada no se deduce que
realizara ninguna otra de las labores que en España se suelen atribuir, con
bastante machismo por cierto, a las secretarias.
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AL VEZ SEA CIERTO QUE PERMITIÓ QUE SE COLOCARA SU FOTO EN UN CARTEL DE NÓOS PERO QUE FUE PARA QUE NO SE PUSIERA EL DE CORINNA Y EVITAR UN CONFLICTO FAMILIAR, HECHO QUE EL JUEZ CASTRO PASA POR ALTO
12.- Aunque la palabra secretaria viene de
secreto, no consta ningún chismorreo atribuido a la Infanta. Es decir, no habló
nunca mal de nadie. Y si no lo hizo siguiendo la inveterada costumbre española
muy arraigada entre las secretarias al referirse a sus jefes es, además de por
su selecta y primorosa educación, porque no fue secretaria de nadie.
13.- Por si aún quedaban dudas, es
absolutamente cierto que ningún vecino vio nunca coches de policía ni escoltas
en la puerta de la empresa.
14.- Tampoco se observó nunca la presencia
de impresentables paparazzis ocultos
entre los matorrales para inmortalizar el modelito que usaba cada día y luego
contarlo en los programas del corazón.
15.- A más abundamiento, doña Cristina
Federica Victoria Antonia de la Santísima Trinidad de Borbón y Grecia no fue
nunca secretaria de los consejeros de administración de las sociedades Nóos y
Aizoon porque estos no se reunieron nunca. Las empresas eran meros artificios
para «buitronear» el dinero del
Estado, materia que no entraba, como es lógico, en las refinadas y cultas
aficiones de la hija del Rey.
16.- De todo lo cual se deduce sin
posibilidad de argumentar en contrario que la Infanta de España fue y es una
secretaria con muchos secretos ocultos pero que resulta etérea e inexistente en
la práctica para la mortal Justicia.
17.- Por lo tanto, según el Código Penal,
cuando no hay sujeto pasivo al que cargar con el muerto desaparece la
responsabilidad criminal, salvo que el instructor hubiera sido Baltasar Garzón,
al único juez al que se permitió imputar a Franco en España una vez muerto.
TERCERA.
INEXISTENCIA DE INDICIOS INCRIMINATORIAS POSTERIORES
Tal y como afirma el Fiscal con enorme
contundencia en sus 20 folios cargados de razonados razonamientos, con los que
trata de refutar las 14 dudas del juez, tampoco hay indicios incriminatorias
nuevos. Ni los hay ni los habrá.
«Absolutamente
ninguno», para que quede claro.
No puede imputársele, como pretende la
Acción Popular, que sea un delito utilizar los fondos de Aizzon. Todas las
mujeres españolas sisan y emplean el dinero de sus maridos a sus espaldas sin
preguntar de qué empresa se lo han llevado y sin que ello constituya ilícito
penal alguno. Ni siquiera es delito en los procesos de separación y divorcio
cuando las ex esposas se quedan con la mitad del salario, el piso conyugal, el
coche y hasta con la moto si el «ofensor» hubiera sido el Fiscal Pedro Horrach.
Tampoco puede considerarse delito que
contratara el servicio doméstico y pasara las facturas a la empresa Aizzon SL.
En España los reyes y sus descendientes siempre han cargado sus gastos a los
demás y nadie se ha quejado nunca por ello, salvo el nacionalista Iñaki
Anasagasti que siempre anda jodiendo.
Tampoco pueden deducirse indicios
delictivos del siguiente correo que Iñaki Anasagasti (perdón Iñaki Urdangarin)
le hace llegar a su socio Diego Torres y éste, despechado y sin medir que la
marca España estaba en riesgo, le muestra al juez:
«Por
lo demás bien, no tengo noticias de Pedro [Perelló] más que tu correo de la
semana pasada… siempre dice que pondrá un email pero… Tengo un mensaje de parte
del Rey y es que le ha comentado a Cristina para que me lo diga que le llamará
[Francisco] Camps a Pedro [Perelló] para comentarle el tema de la base del Prada
y que en principio no habrá problema y que nos ayudarán a tenerla».
Afortunadamente para el Rey (que podía
haber sido llamado como testigo, en el Derecho anglosajón claro), tal y como
argumenta el Fiscal, resulta que el asunto de la base del Prada, a la que hace
referencia el email, y que nadie sabe
de que coño se trata, no es objeto de investigación en la presente causa.
A más a más, el regatista Pedro Perelló,
amigo de las infantas, lo ha dejado claro: «El
Rey no buscó patrocinador para nuestro proyecto aunque dijo que nos ayudaría.
El proyecto Copa de América Ayre [donde al parecer se incardina el asunto de la
base Prada] era mío, no de Urdangarin y Torres. Ellos llevaban el área social
del mismo (osease la parte del trinque fácil), pero no había dinero de por
medio. Yo fui a ver a Camps, no por intermediación de Cristina ni su Majestad,
sino a través de una tercera persona que yo conocía», explicó Pedro Perelló a Vanity Fair. Lo que deja al Monarca en muy mal lugar. Le promete
una cosa a su yerno y luego no la cumple.
Y, además, desde cuándo es perseguible por
la Justicia que una mujer le comente a su marido lo que le ha dicho su padre,
los «buenos consejos» que el Rey de
España daba a su marido por medio de ella, para ser más claros. ¿Conoce alguien
a algún suegro que no ayude a su yerno a ganarse la vida?. Inferir de este dato,
[de estos buenos y paternales propósitos], sin otros elementos de prueba, que
la Infanta estaba metida hasta el cuello en otros delitos que ni se investigan,
vuelve a ser «una reiteración de la sospecha,
una suposición huérfana de apoyo probatorio». ¡Bravo por el Fiscal Horrach!
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ADA SU HONRADEZ Y RECTITUD MÁS QUE PROBADAS, EL GOBIERNO DEBERÍA MANDAR A ESCRIBIR UN CUENTO SOBRE LA INFANTA Y QUE SE LEYERA OBLIGATORIAMENTE EN LAS ESCUELAS, EN LUGAR DE EDUCACIÓN PARA LA CIUDADANIA, PARA QUE SIRVIERA DE EJEMPLO.
Es bien cierto que doña Cristina de Borbón
se desplazó junto con don Iñaki Urdangarin a Granollers a ver un local por si
decidían cambiar la sede del Instituto Nóos. Eso nadie lo pone en duda.
Igualmente no es menos cierto que doña
Cristina de Borbón y don Iñaki Urdangarin presidieron la presentación del
proyecto 2015 «Un mundo mejor para
Joana», un proyecto en el que estaba trabajando el Instituto Nóos para
Telefónica.
Pero ello tampoco constituye delito alguno.
¿O acaso no debería doña Cristina de Borbón acompañar a su marido a Granollers,
no fuera que con la excusa de ver un piso éste tuviera otras intenciones y se
fuera de picos pardos?
¿No está entre las tareas de una buena
esposa impedir que su marido anide en otra alcoba dejando vacío el nido
familiar? ¿Va el juez Castro a imputarle por defender la familia tradicional
española tan excelentemente representada, como todo el mundo sabe, por la
Familia Real, modelo de amor, de ternura, de devoción del uno en contra del
otro, de romanticismo, de franqueza, de rectitud, de honestidad y de fidelidad hasta que la muerte los
separe?
¿Iba doña Cristina de Borbón a permitir que
con el pretexto de «Un mundo mejor para
Joana», evento que quiso presidir una tal Corinna zu Sayn-Wittgenstein,
asesora de su marido en no se sabe que menesteres y artimañas, le fuera
arrebatado lo que es suyo como ocurrió con su padre quien, harto de ser
perseguido por la supuesta furcia real,
se fue a cazar con ella a Botswana perdió los estribos, y cosa normal ya que ni
siquiera Adán era de piedra, acabó «cazado» sucumbiendo a las tentaciones de la
carne (de elefanta)?
Tal y como asegura el Fiscal entre líneas,
según los más malévolos lectores, si no hubo roce carnal no es posible que
existiera ilícito moral.
De ahí que el ministerio público se formule
la obligada pregunta, el nudo gordiano del asunto, la esencia misma del ser o
no ser de España, según refleja el escrito: «¿Qué
hecho, dato, circunstancia, documento, testifical o cualquier otro elemento
incriminatorio ha sobrevenido [para que éste] altere sustancialmente la
argumentación de hace un año?». Su respuesta no deja lugar a la menor duda
y ha devuelto la tranquilidad a millones de españoles: «Absolutamente ninguno». Lo que le mueve a establecer la siguiente y
amable recriminación contra el instructor por sembrar la zozobra entre la clase
política, los banqueros y presidentes de grandes corporaciones: «No alcanza este fiscal a comprender por qué
solo unos meses más tarde se apela a los mismos hechos y datos para sustentar
la conclusión contraria».
Y no le falta razón. Si hace un año todo
era negro, oscuro, pestilente, y debido a ello fue imputada Ana María Tejeiro,
la mujer de Diego Torres, no hay razón para volver a remover la mierda por
mucho que 47 millones de españoles piensen que la Ley debe ser igual para
todos. Sobre todo, ahora que España va bien.
Yerran por tanto quienes sospechan que si
Cristina Federica de Bárbon[3] y Grecia no es imputada la Justicia se convierte
en genuflexa, sumisa, dócil y hasta amariconada, al colocarse al servicio de
los poderosos. Eso es imposible. Siempre lo ha sido, salvo excepciones. Y si no
que le pregunten a Rosendo Naseiro, a Javier Gómez de Liaño, a Los Albertos, a
Mario Conde, a Javier de la Rosa, a Francisco Camps, a Carlos Fabra, a Miguel
Durán, a Jordi Pujol, a José Antonio Durán y Lérida, o a Artur Más, por poner
sólo unos pocos ejemplos.
Si no se actuara de la misma manera con la
Infanta, ¿alguien dudaría de que no se estuviera rompiendo el principio de
igualdad, ese principio que iguala por arriba a los poderosos, tal y como
consagran los tribunales casi siempre, interpretando como debe ser nuestro
sagrado y justo ordenamiento jurídico?
De ahí que, ahora, para cumplir lo que no
está escrito pero no es menos cierto, jueces y magistrados deberían hacer la
vista gorda e ignorar que doña Cristina Federica Victoria Antonia de la
Santísima Trinidad de Borbón y Grecia fue vocal de Nóos, titular del 50 por
ciento de las participaciones sociales de Aizoon S.L, dispuso de fondos de esta sociedad, cargó
gastos personales a esta empresa y contrato por medio de ella a los empleados
de su hogar, solo están cumpliendo la Ley tal y como se concibe por el sector
más privilegiado de la sociedad. Y, de paso, echar en saco roto que dejo que su
nombre figurase en el folleto de visita de Nóos, conoció la intervención del
conde de Fontao, José Manuel Romero, para alertar de las actividades de
Urdangarin, transmitió mensajes del Rey
a su marido acerca de algunos «negocietes»
de nada que llevaban éste y Torres entre manos y de otras muchas cosas que aún
siguen ocultas, pero que algún día pudieran aflorar.
Mientras no le quiten la venda de los ojos
la Justicia es ciega, más en unos casos que en otros bien es cierto. Pero es
que no conviene pasar por alto que también es mortal y, como tal, tiene sus
debilidades y sus querencias.
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QUIÉN MEJOR PARA ESCRIBIR CUENTOS CHINOS QUE ANA BOTELLA, LA PERFECTA AMA DE CASA QUE RIGE LOS DESTINOS DE LOS MADRILEÑOS E IMPIDE QUE SE SISE EN LOS CAMPOS DE GOLF PÚBLICOS?
¿Por qué no vamos a creer la patraña que
han urdido sus amigos de que la Princesa se que se dejó fotografiar en un
cartel de Nóos para que no figurara en él Corinna zu Sayn-Wittgenstein, y diera
la impresión de que su marido pretendía hacerle sombra al Monarca, creando un
cisma en Palacio, que ya se sabe que el Rey llegó a ponerle a la rubia alemana
una casa de campo en el Pardo, comunicada interiormente con La Zarzuela, siguiendo
la estela de François Mitterrand, que tuvo a su amante viviendo 14 años en El
Eliseo, entrando igualmente por una puerta falsa, hecho que sabían todos los
franceses salvo su mujer, Danielle Émilienne Isabelle Gouze de Mitterrand, la
reina bis de todos los galos?.
Además, si se le tomara declaración, tal y
como tan sabiamente ha señalado el ministro del Interior José Manuel
García-Margallo y el presidente del Govern Balear las marcas «Baleares» y
«España» se hundirían en el fango, en la ignominia y en la desvergüenza y este
país jamás levantaría cabeza. Una Infanta de España robando, ¿pero, dónde se ha
visto eso? ¿De que mente tan calenturienta ha salido ese engendro?
Desde Blancanieves y los Siete Enanitos, a
la Princesa Encantada, a la Princesa y
el Guisante o a La Celestina (perdón a La Cenicienta), las princesas e infantas
de todos los reinos del planeta que han sido, son y serán siempre seres angelicales, ingenuos y
bondadosos, y los malos son las brujas y las madrastras. Y los Diegos Torres,
advenedizos y chupóteros, como siempre.
¿Qué pasaría con los 2.200 millones de
niños que hay en el mundo y que todavía leen cuentos y creen en Papa Noël, si con simples vaguedades,
bagatelas, pruebas sin consistencia, indicios irrelevantes, mariconadas, vamos,
salidas del caldo de cerebro del juez Castro se condenara a doña Cristina
Federica Victoria Antonia de la Santísima Trinidad de Borbón y Grecia?. No hace
salta decirlo: que estaríamos fomentando el odio y el rencor entre la infancia
y la juventud, destruyendo su inocencia, su idealismo y su candor.
¿Qué pasaría
con la factoría Disney, con las
películas de dibujos animados, y con tantas librerías de cuentos para niños
como hay en el planeta? ¿Qué tendríamos que hacer con tantos millones de
películas de Príncipes y Princesas? ¿Qué insano mundo estaríamos construyendo
entonces?
De ahí que no me quede más remedio que
unirme al grito desesperado y desgarrador de García-Margallo. La justicia debe
ser complaciente, sumisa, tolerante, almibarada sin llegar a ser
empalagosa, e indulgente con las
Princesas e Infantas de sangre real o plebeya si se tratara de doña Leticia. Si
se le llamara a declarar por un quítame allá esas pajas, por un yo dije que no
dije que dijera y, peor todavía, si se le sentara en el banquillo, por intermediar
como buena hija y esposa entre su padre y su marido, para que éste se ganara un
dinerillo extra con el sudor de la frente de los demás con el que comprar un
mendrugo de pan a sus cuatro hijos no sólo estaría en juego la marca España
sino algo más importante todavía, el maravilloso mundo de los niños se vendría
estrepitosamente abajo
Y si no fuera así, si un padre no puede
echarle una mano a su hija, por que coño se administra la Justicia en nombre
del Rey, la persona más honesta y honrada del mundo, pero al mismo tiempo la
más condescendiente con nuestras debilidades. De manera especial, con las de
Alberto Alcocer, Alberto Cortina, Manuel Prado y Colón de Carvajal, Bárbara
Rey, Corinna zu Sayn-Wittgenstein, Hassan II, Zourab Tchokotua y alguno más que
me reservo para mis libros. No voy a escribir siempre gratis, joder, que ya
está bien. ¡Honrado pero no tonto!
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[1] Fotos:
1.- Por cuatro duros de nada nadie debería enturbiar el cuento de hadas de
Cristina e Iñaki. 2.- Si José María Aznar no paga 12.000 Euros y no se sienta
en el banquillo por qué ha de hacerlo una Infanta de España. 3.- Si Adán sucumbió
a la tentación de la manzana, como no iba el Rey a sucumbir a la sonrosada
manzana de Corinna zu Sayn-Wittgenstein. 4.- Nadie puede arrebatar la ilusión a
un niño condenando a una Infanta, que es lo mismo que una Princesa pero sin
trono por el «delito» de nacer unos meses después.
[2] Todos los españoles tienen el deber de
trabajar y el derecho al trabajo, a la libre elección de profesión u oficio, a
la promoción a través del trabajo y a una remuneración suficiente para
satisfacer sus necesidades y las de su familia.
[3] Así la
llama el fiscal en el folio 4