Thursday, December 23, 2010

AMORES QUE MATAN: EL "CASO CARRASCOSA" DE CANARIAS (SEGUNDA PARTE)


EL TERCER HOMBRE
«HE RECIBIDO AMENAZAS DE MUERTE PARA QUE RENUNCIE A LA PATERNIDAD DE MI HIJA»

RESUMEN DE LO PUBLICADO: LA HIGH SOCIETY CANARIA SE ENCUENTRA ALTERADA POR EL CASO DE UNA MUJER RELIGIOSA CUYA BEATERÍA NO LE IMPIDIÓ PONERLE LOS CUERNOS A SU MARIDO, OBLIGARLE A ACEPTAR UIN HIJO DE OTRO, ACUSARLE FALSAMENTE EN TRES OCASIONES DE ABUSOS SEXUALES DE UNA MENOR, Y FINALMENTE SECUESTRAR A SUS HIJAS HUYENDO A PORTUGAL SIN QUE LE PASARA NADA. EN ESTA NUEVA ENTREGA HABLA POR PRIMERA VEZ AGUSTÍN JUÁREZ, EL PADRE DE UNA DE LAS NIÑAS, QUIEN RECLAMA ANTE LOS TRIBUNALES LA PATRIA Y CUSTODIA DE LAS MENORES. CON TRES PERSONAS DDISPUTANDOSE JUDICIALMENTE LA PATERNIDAD DE DOS NIÑAS MENORES DE DIEZ AÑOS, ACUSACIONES A UNA DE LAS PARTES DE HABER VENDIDO A SU HIJA Y AMENAZAS DE MUERTE DE POR MEDIO, EL CULEBRÓN TIENE TODOS LOS VISOS DE NUNCA ACABAR OCHO AÑOS DESPUES DE QUE EL ASUNTO SE VIERA POR PRIMERA VEZ EN LOS JUZGADOS.

Extracto de uno de los capítulos de mi nuevo libro El Varón Castrado (II)

Agustín Juárez es uno de los principales deportistas de la vela en España. Ha sido campeón de Gran Canaria y del Archipiélago en las clases Laser, Finn y Snipe, ocupó el segundo puesto en la regata de cruceros Vuelta a España y es record de distancia en la regata «Huelva-La Gomera». Ha sido campeón y subcampeón de España siete ocasiones en la clase Finn y subcampeón del mundo de la misma modalidad.
Aficionado al deporte de la vela desde los 8 años, en los últimos tres lustros ha demostrado ser un consumado regatista internacional. Ha participado en eventos deportivos en más de veinte países de los cinco continentes, ha dado la vuela al mundo y ha ofrecido a España junto con otros el más alto rendimiento en los deportes náuticos. Como Olímpico ha sido preseleccionado para formar parte del equipo español de vela en tres ocasiones: en los Juegos Olímpicos de Atlanta (1996), en los de Sydney (2000) y Atenas en 2004.
Considerado uno de los deportistas que más éxitos ha brindado a la nación en la historia del olimpismo náutico español, ahora se prepara para participar en la cita olímpica de Londres, en 2012, donde espera representar a España en la modalidad de vela de la clase Star, para lo que cuenta con el apoyo de numerosas empresas privada, federaciones, clubs y organismos oficiales.
No es, por lo tanto un desgraciado que no tiene de que vivir, como le ha presentado el letrado Marcos García Montes en los juzgados de Las Palmas de Gran Canaria, donde Juárez lucha por la patria potestad de su hija M. y de su hermana A. Tampoco, que se sepa, se dedica como otros a lavar dinero negro del narcotráfico de Vigo.
La larga lucha por su hija nacida de un encuentro sentimental con una señora casada, Margarita Manrique de Lara Martín-Neda, la oveja negra de la aristocracia insular, que le obligó a renunciar a participar como miembro del grupo español en los juegos olímpicos de Atenas, es su más apasionante y cruel aventura repleta de sinsabores, injusticias, mentiras, chantajes, amenazas de muerte, y desacuerdos, en los que ha consumido gran parte de sus energías y el esfuerzo que debió dedicar a su hija y al deporte de la vela, su dos grandes pasiones.
La relación sentimental con piadosa dama, que compagina a la perfección los rosarios y las misas solemnes con el estricto y escrupuloso cumplimiento del sexto mandamiento (no fornicarás) se inició en 2001.
En marzo de ese año se presentaba en el Gabinete Literario de Las Palmas el libro «Yo no maté a Aldo Moro» de su amigo Cayetano Sánchez y, de pronto, apareció en la sala aquella cuarentona todavía de buen ver, algo alocada, que hacía gala de un gran desparpajo y de un extraño punto de locura o desequilibrio psíquico, lo que la hacía más atractiva aún.
Se sentó con ellos e inmediatamente empezó a tocarle la pierna del pantalón y a comérselo con los ojos. Poco después lo invitó al Festival de Cine de Canarias y de ahí nació un enloquecido romance.
─ Antes que nada, quiero saber donde me meto: ¿Estas casada? ─ le preguntó Juárez.
─ No, por eso no te preocupes. Estoy divorciada ─ mintió su interlocutora.
─ ¿Tomas algún tipo de anticonceptivo? ─ insistió.
─ ¿Para que? Si se desde 18 años no me puedo quedar embarazada.
─ ¿Estas segura?
─ Segurísima. Me lo han dicho los médicos.
Con esas y otras mentiras se lo llevó a la cama y así permanecieron entre tres y cuatro meses, fecha en que Agustín Juárez se desplazó a Cádiz, donde tenía una mayor logística, para prepararse a conciencia ante las regatas de ese año. En agosto, de regreso a Las Palmas, le contó una amiga que había estado al tanto del romance:
─ Agustín, sabes que Margarita esta embarazada?
─ Si. ¿Y tú cómo te has enterado?
─ Es la comidilla de toda la isla.
─ ¿Estas embarazada? ─ le preguntó Agustín un día a la susodicha.
─ No, que va. ¿Por qué lo preguntas?
─ Me lo han dicho varias amigas.
─ Pues te han mentido.
Y así se lo negó hasta en cinco ocasiones por lo menos. Agustín Juárez regresó a Cádiz en el mes de noviembre y el 26 de enero de 2002, sin estar al corriente de ello, nace su hija, M. Se entera el 13 de abril de ese año cuando regresa a Las Palmas para encender la antorcha Olímpica del colegio San Antonio María Claret, donde había estudiado de pequeño, y e iban a celebrarse los campeonatos deportivos de los claretianos de toda España.
Al saber que estaba en la isla, Margarita Manrique de Lara lo fue a buscar y se lo lleva a su casa de la calle Reyes Católicos, 28 «para hablar». Aunque le sigue negando que hubiera sido madre, al entrar en la vivienda, el deportista observa la típica barandilla que suele colocarse en las casas para evitar que los niños pequeños se caigan por las escaleras. Allí la mujer, ante las evidencias no tiene más remedio que reconocer por primera vez los hechos.
─ Ha sido niña. ¿La quieres ver?
─ ¿Es mía?
─ Pues claro. ¿Es qué me tomas por una furcia?
Juárez cogió a la niña en brazos, la acarició, la observó atentamente y se dio cuenta de que era idéntica a él, clavada.
─ ¿Por qué lo has ocultado? ¿Por qué no me has dicho antes que era padre?
Ella se quedó petrificada y no respondió.
─ Tenemos que buscar una solución al asunto. Quiero tenerla conmigo el tiempo que me autorice la Ley, que la conozcan mis padres… Todo el tiempo que pueda.
La mujer, que ya tenía una relación matrimonial bastante conflictiva con su ex marido, se negó a dejarle ver a la niña en el futuro e incluso a reconocerle como su padre biológico. Y a partir de ese día un asunto que debió llevarse por los cauces naturales y de mutuo acuerdo acabó años más tarde judicializado. Porque, por entonces, la mujer más impoluta y virtuosa del universo, estaba en trámites de separación de su ex marido Rafael González Bravo de Laguna.
Como he contado en el anterior capítulo, tras quedarse preñada de su amante y para que no la confundieran con una fulana, que hay gente muy mala en el mundo, la dama de las camelias había acudido a su marido a suplicarle, con lagrimas en los ojos, que asumiera la cornamenta y reconociera a la menor como hija suya. Trataba de evitar así un nuevo escándalo social, como el ocurrido 15 años antes cuando nació su hijo Borja, tras unas relaciones furtivas y extramatrimoniales con su esposo, entonces un señor casado, al que diez años después de nacimiento del menor, Borja, arrastraría a la iglesia para que el sacramento del matrimonio le librara de los fuegos del infierno de la sociedad grancanaria.
LAS APARIENCIAS ENGAÑAN.- En los dos procesos eclesiales instruidos por la autoridad religiosa para instar la nulidad religiosa de los matrimonios habidos entre Rafael González y Bravo de Laguna y su primera mujer Fátima Rodríguez del Río y, posteriormente, de Margarita Manrique de Lara, deponen medio centenar de testigos de la burguesía Gran Canaria.
«Rafael ha sido un chico de flirtear mucho estando ya casado», dice José Luis Álvarez Bermúdez. «Estando en Madrid le era infiel a su mujer», se chiva Antonio Presa. José Luis Valido revela un nuevo cotilleo: «Estando casado tenía un apartamento muy bien montado en Madrid para ligar. La señal cuando uno de ellos estaba dentro con una chica era dejar encendida la bombilla en la terraza». Y Juan Cambreleng Roca, tal liberal él, echa más de leña al fuego: «Es voluble y fantasioso, con un cierto desequilibrio sin llegar a ser grave, lo que le hace no apto para el matrimonio».
Marta Pérez Morcillo le acusa de cultivar las bajas pasiones impropias de la clase social a la que pertenecía: «Se iba de putas, pero no de las «finas» [que sin duda era menos pecado], sino las de la calle». El padre de la segunda novia, José Manrique de Lara Bosch, le condena a la hoguera: «Era un mujeriego empedernido que le maltrataba a Margarita y venía a suplicarme que intercediera para que le perdonara, que había roto con su vida depravada anterior, lo cual nunca fue cierto». Y, por último, su madre, María Jesús, amor de madre, madre no hay más que una, enfatiza sobre la «prenda» que le habían arrebatado: «El no la quería, nunca la quiso. Solo se casó para exhibirla como un objeto social, como un bien inalcanzable para un individuo como él».
Son algunos de los testimonios. Sin embargo, las apariencias engañan. Y más cuando se trata de tribunales eclesiásticos donde la mentira y la simulación son la base sustancial del proceso judicial para conseguir un litigio corto y satisfaga a las dos partes.
Volviendo al hilo conductor de los hechos, lo cierto es que al conocer la extraña gravidez de su mujer, como no creía en las virtudes del Espíritu Santo, el empresario se negó radicalmente a reconocer la paternidad de la menor. Rafael González y Bravo de Laguna era consciente que, con un nuevo vástago en camino, infidelidades al margen, su matrimonio podría convertirse en un infierno, dado el carácter problemático y conflictivo de la mujer con la que había sido llevado a la fuerza al altar.
Y es que, desde su punto de vista, Margarita Manrique de Lara era una mujer voluble, complicada, con fuertes altibajos de carácter, sometida a frecuentes depresiones y, por tanto, incapacitada para tener hijos, educarlos y para gobernar una casa como Dios manda. Tras nacer el primogénito, Borja, en 1992 se había dicho para si: uno y no más.
Por las mismas razones, meses antes se había opuesto igualmente a que la «señora» acudiera a Rumania a adoptar a dos niñas, como pretendía, aunque finalmente acabó transigiendo, consciente de que por muy mala vida que les diera su ex mujer, peor era sin duda la que le esperaba a las menores en un orfelinato de un país del Este sin luz, calefacción ni alimentos infantiles adecuados.
Tras los viajes a Rumania, sin embargo, en lugar de dos niñas, le concedieron el acogimiento de una sola, A., nacida en el año 2000, con la que se presenta en Las Palmas de Gran Canaria poco después de que cumpliera un año de edad.
─ Pero se la damos en adopción porque esta casada con un señor que acredita disponer de medios suficientes para poder mantenerla. Porque si se tratara de usted, que no tiene profesión ni medios de fortuna, en manera alguna le entregaríamos a la niña ─ le dijeron en el centro de acogida.
La llegada de A. a la casa fue una bendición para la familia durante algunos meses. Cesaron las discusiones y la pareja pareció reconciliarse de nuevo. Sin embargo, el nuevo hecho, el que Margarita Manrique de Lara, apareciera ahora con una hija «putativa», era otro cantar.
─ Lo que tienes que hacer es abortar o marcharte de Las Palmas ─ le recrimina el empresario.
─ Eso ni lo sueñes. Mis creencias religiosas lo impiden.
─ ¿Y si según tus creencias religiosas el matrimonio es un sacramento, por que te has comportado como una cualquiera?
─ Ha sido un error, lo acepto.
─ Y ahora tengo yo que cargar yo con el «error». ¿Por lo menos garantízame que no has estado con un negro? ¿No pretenderás que le de mis apellidos a un niño de color y me convierta en el hazmerreír de la isla? ─ pregunta.
─ No, eso te lo garantizo.
El esposo que por esa época es ya un conocido empresario, con gran relevancia social, consejero delegado para España de la empresa Saur, ligada al conglomerado empresarial francés de la familia Bouygues acaba pasando por el aro, siempre que el asunto se mantenga en secreto y sus amigos no le llamen cornudo a sus espaldas.
De modo y manera que el industrial, amigo personal y hay quien dice que hasta testaferro del dirigente de Coalición Canaria José Carlos Mauricio, hecho que no puede probarse, se encontró de pronto con que su familia había crecido con dos nuevas hijas postizas, muy especiales: A, adoptada en el extranjero, y M., de «padre desconocido», aunque Margarita acabaría identificándolo, las dos reconocidas como suyas en el registro civil de la ciudad.
─ ¿No tendremos problemas con Agustín, no aparecerá un buen día reclamando la paternidad de M? ─ pregunta.
─ No. Déjalo de mi cuenta. Ya lo he hablado con él.
DIVORCIO CONTENCIOSO.- El asunto y el carácter cada vez más tornadizo, inestable, caprichoso, frívolo e irascible de la dadivosa damisela, que considera que sus hijas son suyas y sólo suyas, acabaría rompiendo el matrimonio meses más tarde. El 14 de marzo de 2002, asesorados por el abogado Luis León Fernández, acuden al juzgado de familia y firman un convenio de separación de mutuo acuerdo.
Se determina así que la guardia y custodia de las menores corresponderá a la madre y que el padre tendrá derecho a un amplio régimen de visitas, con derecho a pernocta, lo que permitirá a Rafael González Bravo de Laguna tener a las dos menores, de las que es padre jurídico, las semanas alternas y las partes proporcionales de la Semana Santa, las Navidades y las vacaciones del verano.
A cambio de ello, el padre a la fuerza se comprometía a hacer frente a todos los gastos de las dos niñas, educación, alimentación, vestidos, vacaciones y todo aquello que les hiciera falta hasta que fueran mayores y pudieran valerse por si mismas. Porque la dama ejemplo de acrisoladas y sólidas virtudes no tenía oficio ni beneficio.
LA LOTERIA QUE SIEMPRE TOCA.- Unos meses antes de la separación de la pareja, Agustín Juárez se encuentra en Tenerife asistiendo a una competición deportiva cuando recibe la llamada de Josefa, su madre.
─ No sabes lo contenta que estoy... ─ le anticipa.
─ ¿Qué te pasa? ¿Te ha tocado la lotería?
─ No, esta mañana por casualidad me he enterado de que soy abuela.
─ Ah, y, ¿quién te lo ha dicho?
─ Don Juan Artiles, el vicario de la Diócesis. ¿Por qué me lo habías ocultado hijo mío? Cuando vuelvas a Las Palmas quiero conocer a esa niña.
Así que, de regreso a la isla, el campeón nacional de vela, fue a ver a Margarita Manrique de Lara Martín-Neda para que le permitiera llevarse a la menor con el fin de que la conocieran sus padres.
─ Puedes acompañarnos venir tu si quieres… ─ le comentó para allanar el camino.
Al igual que las mujeres de la calle que llenas de remordimientos se vuelven santas, la adultera se puso como una hiena. M. era exclusivamente hija suya, lo que había habido entre los dos fue una simple aventura, y no iba a compartirla con ningún hombre. Lo que le había costado a ella que Rafael le diera su apellido para que ahora un amante ocasional se presentara exigiendo ejercer sus derechos de paternidad.
─ ¿Pero tú qué te has creído Agustín?
─ No te pido nada del otro mundo. Quiero ejercer mis derechos de paternidad, tal y como establece la Ley.
A partir de entonces, tras acabar la temporada de regatas, Agustín Juárez se buscó un abogado e inició su batalla en los tribunales para que se le permitiera tener a su hija. Pero todos sus esfuerzos resultaron inútiles. Margarita Manrique de Lara no sólo no le deja ver a la niña ni llevársela a casa de sus madres. Le ignora completamente hasta el punto de negarse a recoger todas las citaciones que empiezan a llegarle para acudir a los juzgados a esclarecer la paternidad de la niña: su actitud soberbia y displicente hacia la Justicia se repite en Cádiz, Jerez, Las Palmas, en su domicilio (calle Reyes Católicos 28), en el de sus padres (calle Ingeniero José Bosch y Sintes), en el despacho de abogados de su progenitor Pepe Manrique de Lara Bosch
Incluso, en una ocasión, en que casualmente se encuentra por la zona, Agustín Juárez es testigo de la llegada de un oficial del juzgado a citar a su altanera y jactanciosa ex amante y como es despedido con cajas destempladas.
─ No, esa señora, esa tal Margarita, no vive aquí ─ dice un familiar.
─ ¿Cómo que no vive? Está ahí dentro. Acaba de entrar ─ media Agustín.
Paralelamente, se produce un segundo hecho. Los hermanos de la especialista en amores extraconyugales, a los que conoce en su mayoría del colegio, del Club Náutico, del Gabinete Literario, y de otros centros culturales y deportivos de la isla, en un intento de proteger a su hermana, empiezan a acosarle para que renuncie a la paternidad.
«PARA RETIRARME EL DERECHO A ESTAR CON MI HIJA, MI EX AMANTE HA LLEGADO A DECLARAR QUE YO SE LA HE VENDIDO»
Agustín Juárez, sin embargo, no solo no desiste. Cada siente más apego por la niña y se convence más de que, como persona adulta y responsable, tiene l a obligación de ejercer el derecho a la paternidad con todas las consecuencias.
MANTIS RELIGIOSA.- Comportándose como una auténtica viuda negra o, nunca mejor dicho, como una feroz Mantis Religiosa dispuesta a deshacerse del macho, según se ha contado en el anterior capítulo, la «guerra» de la mujer era a dos bandas. Desde la separación de su ex marido, en marzo de 2002 hasta el 27 de diciembre de 2004 la hija de su padre y de su madre se resiste sistemática y radicalmente a cumplir el régimen de visitas. Ni en una sola ocasión había permitido a Rafael González Bravo de Laguna ver a sus dos hijas adoptivas.
Para obstaculizar el cumplimiento del convenio regulador suscrito de mutuo acuerdo se inventó todo tipo de triquiñuelas, a cual más extravagante. Tras dejar un poder notarial a su padre para que pueda disponer de sus bienes, se va a vivir a Jerez de la Frontera, una localidad gaditana mal comunicada con el aeropuerto de Gando (Las Palmas), un lugar donde no tenía arraigo alguno ni trabajo ni motivo legal o real que justificara el alejamiento del que hasta entonces había sido el hogar de las niñas. Lo hace entre otras cosas porque su amante «ingenuo y sentimental», según ella, se encuentra a pocos kilómetros, en La Línea de la Concepción preparándose para asistir a las Olimpiadas de Atenas yb al parecer pretende recuperarle.
Posteriormente, se inventó las enfermedades de las niñas ─ una semana enfermaba una y a los quince días la otra ─ hasta que la empresa de detectives Paradell demostró con fotografías y vídeos que los días en que los partes médicos certificaban que estaban con otitis, faringitis, placas en la garganta y otras enfermedades que le impedían salir de casa, se encontraban tranquilamente en el parque de la urbanización Residencial La Yeguada.
En algunos soportes informáticos, que no están incorporados en la causa, se le ve salir con el dueño de la Inmobiliaria Sherry, José Antonio Armario, sin que pueda precisarse el interés que tenía Margarita Manrique de Lara por visitar en su compañía algunos de los apartamentos amueblados que éste tenía en alquiler por la zona. ¿Se habría ofrecido la señora al promotor para decorarlos juntos ─ ella asegura que es una excelente decoradora ─ al estilo, pongamos por caso, Napoleón [y Josefina] o iban a rezar el rosario juntos?.
Y cuando los juzgados de familia le advirtieron con encarcelarla si persistía desobedeciendo de forma obstinada y pertinaz a los reiterados autos y retirarle la patria potestad de las menores en beneficio de su ex marido, accedió a que pasaran un fin de semana con el empresario insular.
Pero, ¡oh, bendita casualidad! ¡oh, Dioses del Olimpo!, ese mismo día el padrastro quien, por ciento, ha puesto a las niñas como accionistas en algunas de sus sociedades para garantizarles el porvenir, resulta que era un ogro malvado, un mal bicho, un abusador deleznable escoria de la sociedad, que diría el feminismo radical. El día de marras, en lugar de sacar a pasear a las niñas por el parque o comprarle un osito de peluche, intentó abusar sexualmente de una de las menores, A., la niña nacida en Rumania.
Los tribunales demostraron con creces, sin embargo, que todo era falso, que se trataba de un burdo montaje para forzar a la Justicia a suprimir, de manera cautelar, el régimen de visitas acordado año y medio antes con Rafael González Bravo de Laguna. Y así, acusando a su ex marido del delito más grave y deleznable que se puede imputar a un hombre, consiguió su maquiavélico propósito: los juzgados de familia de Las Palmas decidieron que el padre no tuviera contacto alguno con las menores hasta que el asunto quedara definitivamente aclarado.
Cuando los tribunales le devuelven el régimen de visitas suspendido temporalmente, casualmente, ¡oh, bendición de Dios!, ¡oh, prodigio de la naturaleza! vuelven a aparecer nuevas denuncias contra el empresario grancanario por los mismos abusos sexuales ─ en este caso con un absurdo informe de la supuesta psicóloga Pilar Berzosa, de Jerez ─ que por sus contradicciones se revelan como un nuevo montaje.
Y es que al igual que las mitológicas amazonas o algunos insectos de la especie de los arácnidos, tras aparearse con sus maridos y amantes, Margarita Manrique de Lara está dispuesta a acabar sus relaciones con ellos, sin tener en cuenta las consecuencias de sus actos, y cualquier medio por repugnante y siniestro que sea le resulta aceptable.
Cansado de soportar las venganzas y las locuras de su ex mujer, G. Bravo de Laguna coge ─ nunca mejor dicho ─ el toro por los cuernos y a la vista de que la justicia civil que, como justicia rogada que es, no toma decisiones radicales para cortar los abusos acude al juzgado de Instrucción número 7. Dispuesta a que la facinerosa encontrara la horma de su zapato, el titular del juzgado la obliga a cumplir el régimen de visitas y a entregar a sus hijas en el juzgado el 14 de junio de 2006. «Y si se niega o se busca nuevas excusas la meto en la cárcel», le advierten.
TIERRA DE POR MEDIO.- Decidida a burlar la Ley al igual que los cuatreros del viejo Oeste, haciendo uso de su sensatez y de su altura de miras hacia su ex familia, la afectada trama un pérfido plan para poner pies en polvorosa y que los jueces dejen de acosarla: fugarse de España y darle a la Justicia con sus propias puñetas en las narices.
En contra de lo relatado en el capítulo anterior lo hace con el apoyo de su madre y, al menos, de algunas de sus hermanas que son conscientes de sus intenciones y colaboran en la planificación y ejecución de la escapada.
Las grabaciones telefónicas que existen y los testimonios de particulares revelan que el primer proyecto de la susodicha fue escapar a Italia, por la similitud del idioma. Para ello contó con el concurso de una hermana quien le pone en contacto con una amiga residente en Roma. Tras realizar las averiguaciones pertinentes desistió de estos planes: la patria de Rómulo y Remo era un país muy caro. Luego la fugitiva trató de poner tierra de por medio huyendo a Holanda pero allí, el nivel de vida era más alto aún. Y había un problema añadido, el idioma.
Es entonces cuando, ayudada por otra amiga de Las Palmas, novia de un empresario caribeño, organiza una escapada a República Dominicana con el objetivo de establecerse allí. Lo hace entre el 20 y el 27 de julio, fechas en las que aparece registrada en el hotel Intercontinental de Santo Domingo, donde abona una factura por algo más de seiscientos Euros por la estancia.
Debido al clima, a las enfermedades tropicales, a la delincuencia, al bajo nivel cultural de sus gentes y a que necesitaba un mínimo de 3.000 euros para vivir medianamente bien, el país no le gusta y regresa de nuevo a Gran Canaria no sin antes haber tenido un pequeño contratiempo con la «amiga» la cual, según me cuenta Agustín, le acusa, ni que fuera una cualquiera, de intentar birlarle el novio un ratito.
Debido a todo ello, el 1 de septiembre de 2006 opta por secuestrar a las menores y llevárselas a Portugal, sin comunicar su paradero a ninguno de los dos padres, ni al biológico ni al jurídico, que acuden inmediatamente a los tribunales a denunciar la desaparición y «retención» de sus hijas M. y A.
Pese a las precauciones adoptadas para no ser localizada ─ escolarización de las niñas en centros portugueses, alquiler de la vivienda con nombre ficticio, uso de nombre falso en las llamadas con su madre a un domicilio de una tercera persona, envío de dinero por sus padres sin dejar rastro documental ─ no es la policía ni Rafael González y Bravo de Laguna con todo su dinero y sus medios el que logra dar con la pista del paradero de la malhechora.
Lo logra el campeón de vela Agustín Juárez, tras un largo y minucioso rastreo de todos sus pasos por Las Palmas de Gran Canaria, Jerez, Cádiz y otras localidades españolas y extranjeras.
LA CAZA DE LA FUGITIVA.- «Cuando supe que había huido con mi hija lo primero que hice fue trasladarme a Jerez de la Frontera y empezar a seguir su rastro y a rastrear cualquier otro indicio que me pudiera llevar a su paradero», me cuenta el deportista.
Allí visitó la primera casa en que había vivido su hija, cerca de la plaza de toros de la localidad, la segunda vivienda, situada en la Urbanización La Yeguada, avenida Duque Abrante, 58. Acude al colegio, se entrevista con los profesores, los amigos de la «gran dama» y descubre, entre otras cosas, que su ex amante había cargado sus enseres personales en el Opel Zafira a las once de la noche anterior a la fuga, asegurando a sus vecinos que regresaba a Las Palmas, y que nada más poner el motor en marcha puso rumbo a Portugal.
«Una de las con las que me encontré es que había ocultado a todo el mundo quien era el verdadero padre de su hija M. Lo supe cuando llamé a la psicóloga Pilar Berzosa y me presenté a ella. Observé cómo se le ponían los ojos a cuadros».
─ Aquí debe haber un error. ¿El padre de la niña no es Rafael González y Bravo de Laguna?.
Con esos datos, Agustín regresa a Las Palmas y cuando esta a punto de darlo todo por perdido inesperadamente se encuentra con una amiga común, M.M., la mujer que le ha ayudado a viajar a República Dominicana, con la que comentan los últimos acontecimientos ocurridos en la isla.
─ Pues yo acabo de ayudar a una chica de aquí de Las Palmas, de buena familia, a huir de España. Estaba casada con un mafioso madrileño que le hacía la vida imposible y opté por darle mi apoyo.
Al escuchar el comentario, a Agustín Juárez se le enciende una luz.
─ ¿Estas segura de que se trata de un mafioso madrileño? Yo creo más bien que se trata de una persona de aquí, de Las Palmas.
─ No, no puede ser.
─ Te digo que si. ¿Si te doy el nombre de la mujer tú te comprometes a confirmármelo?.
─ Venga, de acuerdo
─ Margarita Manrique de Lara.
Atento a la reacción de su interlocutora, el regatista observa en ese momento que a la madre de M.M., presente en la conversación, casi se cae al suelo al escuchar el nombre. Una vez confirmada la información, pregunta:
─ ¿Sabes dónde se encuentra ahora?
─ En Portugal. Al final escapó a Portugal ─ responde M.M.
Con ese dato, el intrépido navegante se puso a investigar por su cuenta en Internet. Como sospechaba que debía haber fijado su residencia en una ciudad grande y que tendría que escolarizar a las niñas, elaboró una larga lista de colegios. Haciéndose pasar por un ejecutivo valenciano que trabajaba para una multinacional petrolera, que iba a ser destinado a Portugal y necesitaba buscar colegio para sus hijos, de 4 y 5 años, empezó a preguntar pero sin demasiado éxito.
Así que, con la lista en la mano, volvió a ponerse en contacto con la amiga que le confirma el nombre del colegio: «Es el Mira Ríos de Lisboa. Me consta que ahí reservó la plaza». Con estos datos el deportista de la vela, actúa ya sobre seguro. Llamó al centro escolar y le confirman la información.
─ Pues si, por fortuna sus hijas no se van a sentir aisladas aquí. Tenemos una reserva de plaza para otras dos niñas. Lo que pasa que no es que está pendiente de confirmar. Es probable que se vayan a vivir a Cascais y busquen otro colegio por la zona.
Una vez localizada la fugitiva, Agustín acudió a la comisaría de policía y comunicó su hallazgo a los agentes encargados del caso. A partir de entonces, éstos procedieron a controlar las llamadas que se hacían desde Cascais y averiguaron que hablaba todos los sábados a una hora prefijada con su madre María Jesús. Pero que para evitar ser localizada lo hacía llamando al domicilio de su tía ya fallecida.
TRAUMA GRATUÍTO.- Cuando nueves meses más tarde su ex amante y madre de su hija es detenida en Sevilla en 1 de junio de 2006 y las niñas son trasladadas a Las Palmas, Agustín Juárez tiene la oportunidad de estar por primera vez a solas con su hija M.
Aunque nada más ser aprehendida y encarcelada, sin oír a todas las partes en litigio, el juzgado de Instrucción 7 retira automáticamente la guarda y custodia a la madre y se la atribuye Rafael González Bravo de Laguna, durante algunos finales de semana el deportista canario se las lleva a su casa para que la conozcan sus padres, a los que empieza a llamar «abuelos» debido a lo cual su hija, que es muy lista, cae en la cuenta de que le están ocultando algo.
─ Entonces, si ellos son mis abuelos tú eres mi padre, ¿no? ─ le dice a Agustín.
El deterioro intelectual y social de las dos menores es evidente. Las niñas apenas tenían ropa, no recordaban muchas palabras españolas y se expresaban en portugués. Se habían olvidado también de quiénes eran sus amigos y vecinos ─ incluso sus primos ─ y constantemente preguntaban a unos y a otros: «¿y tú quién eres?»
Afortunadamente, tardaron muy poco en readaptarse a la nueva situación y, como niñas sociables que eran, se integraron inmediatamente a la nueva situación. Sin embargo, los reiterados intentos de su madre de sacarlas de su círculo natural de amistades, trasladándolas primero a Jerez y posteriormente a Cascais, donde se encontraron sin duda en un ambiente hostil, que no era el suyo, donde vivieron aisladas y casi encerradas por temor a ser descubiertas, debió marcar su infancia para siempre.
LA GUERRA ENTRE LAS TRES PARTES EN LITIGIO HA SIDO DE TAL CALIBRE QUE UNA DE LAS MENORES HA LLEGADO A TENER TRES APELLIDOS DIFERENTES AL MISMO TIEMPO
Un trauma gratuito e innecesario que debería ser motivo suficiente para que a la sujeta le fuera retirada a perpetuidad la guarda de las menores ya que carecía de razones para escapar salvo su desequilibro emocional y tal vez mental: los abusos sexuales a las niñas eran falsos y en ningún momento denunció malos tratos o vejaciones por parte de su ex amante ni tampoco de su ex marido hacia ella.
¿PREPOTENCIA O IMBECILIDAD?.- Hay quien dice que durante los nueve meses en que Margarita Manrique de Lara se convirtió en fugitiva de la Justicia y se ocultó en Portugal su ex marido perdió la cabeza. O cometió un acto de soberbia o de imbecilidad impropio de una persona como él, acostumbrado a moverse como pez en el agua en el mundo de las altas finanzas isleñas y en los círculos sociales.
De esa manera se explicaría que una mañana se presentara en el registro civil de Las Palmas y, a sabiendas de que la Ley prohíbe cualquier acto contario al interés del menor, declarara que iba a impugnar la paternidad de una de sus hijas, M., pues «me consta que su padre es otra persona».
A partir de ese día y tras el repudio legal a la menor, una vez aportada la documentación pertinente, se hace constar oficialmente en una nota marginal de la hoja de inscripción del nacimiento en el registro civil que M. González Manrique de Lara pasará a llamarse a partir de entonces M. Manrique de Lara. Enterado de esta circunstancia, el padre biológico de la menor, acudió automáticamente al mismo centro, solicitó que se le hiciera un reconocimiento de paternidad y se le diera su apellido a la niña.
Realizada la prueba de ADN meses más tarde, cuando tras la busca y captura internacional, la madre es capturada en Sevilla, el resultado es concluyente: Agustín Juárez tiene un 99’ 9 por ciento de posibilidades (la mayor garantía que establece la ciencia) de ser el padre biológico de M.
Con este dato en la mano, el deportista internacional reclamó la guardia y custodia y la patria potestad de las dos menores para si, toda vez que la jurisprudencia y los informes psicológicos recomendaban no separar a las dos niñas. El juez, sin embargo, decidió atribuir la custodia de A. a Rafael González y Bravo de Laguna dándole también «facultades tutelares» sobre M., la hija repudiada, lo que le permite representarle ante los tribunales en cualquier procedimiento en defensa de sus derechos e intereses, salvo los supuestos contemplados en el artículo 271 de Código Civil (lo relativo a las prorrogas de la patria potestad).
Pese a todo, el juzgado de familia ordena que se cambie por segunda vez el apellido a la menor, que ahora pasa a llamarse M. Juárez Manrique de Lara. Los cambios, sin embargo, se realizan solamente en el registro civil, en la partida de bautismo y en el padrón municipal. En el colegio sigue llamándose M. González Manrique de Lara y en el documento nacional de identidad M. Manrique de Lara.
GUERRA DE APELLIDOS.- Todo ello es consecuencia de la malquerencia de los padres, que se enzarzan esta vez en una guerra de apellidos. Como el asunto, a largo plazo puede crear problemas morales y sicológicos a la menor, al figurar con tres «nombres» distintos en diferentes organismos y el colegio se niega a cambiarlos para evitar el escándalo, Agustín Juárez recurre a los jugados de familia.
Se encuentra de nuevo con la oposición del padre putativo de M., que sigue resistiéndose a que sus hijas se llamen de distinta manera en el colegio «lo que puede ser objeto de burlas de las otras niñas» y afectar a su honorabilidad. Logra de esta manera que durante un curso escolar M. Juárez Manrique de Lara siga siendo conocida por sus compañeras como M. González Manrique de Lara, pese a los apercibimientos del juez de familia.
Así que para evitar que la guerra de nombres entre las partes se prolongue en el futuro el magistrado José Alexis Reyes Negrín opta por cortar por lo sano. En sentencia de 15 de enero de 2010, decide que con el fin de no «mantener indefinidamente la mentira y evitar que la niña sufra en el futuro las consecuencias» se inscriba a ésta en todos los centros oficiales y públicos con el apellido de su padre biológico. En ese instante, Rafael González y Bravo de Laguna, para no tener que soportar la vergüenza de la infidelidad conyugal, decide separar a las menores de centro escolar, lo que supone una segregación de hecho de las niñas la mayor parte del tiempo.
Una vez obtenido el cambio de apellido, el deportista náutico considera que ha llegado el momento de ir a por todas. Acompañado de su abogado Dolores Ojeda, y de su procuradora Mari Carmen Bordón se presenta en los juzgados de familia y exige para si la guardia y custodia definitiva de sus hijas, incluyendo en el «paquete» a A., la niña rumana, toda vez que la Ley exige que se crien juntas hasta alcanzar la mayoría de edad.
El asunto cae por reparto en el juzgado de primera instancia número cinco, cuyo titular José Alexis Reyes Negrín, considerado la «bestia negra» por la familia Manrique de Lara, ordena la incoación inmediata de diligencias para esclarecer los hechos y acceder, si ha lugar, a las pretensiones del demandante.
MACHANGO DE MIERDA.- El asunto no cae nada bien a la progenitora cuyo padre, el abogado José Manrique de Lara Bosch y sus hijos, casi todos ellos letrados, quienes daban por hecho que la Audiencia Provincial iba a devolver la custodia a su hermana, se encuentran inesperadamente con un obstáculo añadido.
Uno de los hermanos, Jorge, se entrevista con el campeón de vela. Le pide que retire su escrito hasta que se resuelva el contencioso con Rafael González Bravo de Laguna a lo que éste se niega tajantemente.
─ Son dos asuntos distintos. ¿No se que tiene que ver el uno con el otro? ─ protesta Agustín.
─ Representa una clara interferencia en un largo proceso judicial. Creemos que tus pretensiones podrían perjudicarnos.
─ Te olvidas de algo fundamental. Esa niña tiene un padre y, como tal, estoy dispuesto a reclamar mis derechos. No voy a permitir un día más que se críe como si fuera una huérfana.
Los intentos para que renuncie a la paternidad se suceden hasta el punto de que, según le cuenta Rafael González y Bravo de Laguna, en una vista oral ante los tribunales, el abogado José Manrique de Lara y Bosch, padre de la interfecta, acusó al deportista de «haber acudido a su despacho a negociar la venta de la niña con él», como si se tratara de una mercancía cualquiera, lo cual revela el estado de «retorcimiento judicial» al que habían llegado los hechos.
El campeón de España de vela niega radicalmente esta visita. Desmiente categóricamente que, en momento alguno, haya tratado de comerciar con su hija «ni siquiera por todo el oro del mundo». Lo que ocurrió, según él, fue todo lo contrario. Desde el primer momento el padre de la novia le prohibió visitar su despacho.
Sin embargo, a partir de entonces, por pretender ejercer su derecho a la paternidad, todos los hermanos, con algunos de los cuales fue al colegio de pequeño, le retiran automáticamente el saludo. Incluso uno de ellos le insulta llamándole «machango», lo que traducido al román paladino vendría a ser algo así como «marioneta», «pelele» o «monigote».
Algo parecido le ocurre con Rafael González Bravo de Laguna. Un día se entrevistan carta a cara. El empresario le propone:
─ Quiero que me des a la niña en adopción. Y no te preocupes por nada. A partir de ahora tendrás tu vida arreglada.
─ ¿Si?. ¿Y qué le decimos a M.?
─ Pues nada. Que tú eres su tío.
─ Y tú consideras que soy tan mala persona como para renunciar a la paternidad de mi hija para entregársela a un extraño. ¡Estas loco!
─ No veo por que. Yo no te prohíbo que la veas. Podemos incluso pedir al juez que, dado que eres el padre, esté contigo el tiempo que quieras e incluso que pernocte en casa de tus padres.
─ Pero bueno, aquí quién es el padre. ¿Tú o yo?. ¿A quien debe reconocer la Justicia los derechos a partir de ahora?. ¿Como puedes imaginar ni por un asomo que voy a renunciar a mi hija para entregársela a un extraño?.
─ Yo no soy ningún extraño. Les he cogido tal cariño a esas niñas, que las quiero como si fueran hijas mías. Incluso para que no se queden desamparadas si me pasara algo las tengo en algunas de mis sociedades.
─ Te entiendo, pero no hay nada más que hablar.
En vista de que es imposible llegar a algún tipo de acuerdo, Rafael González Bravo de Laguna se presenta en los juzgados, en el procedimiento incoado por el deportista, y exige la patria potestad y la guardia y custodia de las menores para si. Accede, en cambio, a que su padre biológico pueda ver de vez en cuando a M., de acuerdo con lo que decida la justicia. Pero pide que Juárez revele a los tribunales cuánto dinero gana y le pague mensualmente una cantidad para la manutención de su hija, dinero que ha de depositar en la cuenta corriente que oportunamente designará, debiendo ingresar la suma antes del 5 de cada mes.
AMENAZAS DE MUERTE.- A partir de entonces, las tirantes relaciones del regatista mundialmente conocido con el empresario grancanario se rompen definitivamente. Hasta el punto de que cada vez que González Bravo de Laguna tiene que ponerse en contacto con él para discutir algún asunto relacionado con las niñas, en lugar de hacerlo personalmente trata de ningunearle enviándole al jefe de su guardia de seguridad personal.
Y empieza a partir de entonces a recibir amenazas, inclusive de muerte, para que se retire del asunto y renuncie ante los tribunales a reclamar los derechos que le corresponden como padre. Hasta un total de dos «advertencias», que tiene registradas, con todo tipo de pruebas, aunque se niega a revelar de parte de quien proceden y quiénes han sido los transmisores de las bravuconadas y los mensajes intimidatorios a los que al principio no dio importancia pero que ahora comienza a tomarse en serio.
«Como se que ante la impotencia y debilidad en que se encuentran las otras dos partes, alguna de ellas puede intentar quitarme de en medio ─ me cuenta ─ he tenido que empezar a tomar precauciones y evitar acudir sólo a determinados lugares, y a estar pendiente de lo que pueda pasarle a mi novia y, además, estar atento a cualquier cosa rara que ocurra en mi entorno y el de mi círculo íntimo».
EN VARIAS OCASIONES SE HA MANIPULADO A LA JUSTICIA, POSPONIENDO UN JUICIO, PARA QUE LA MADRE SE HAGA CON LA GUARDIA DE LAS DOS HIJAS DERECHO QUE SE DISPUTAN TAMBIEN SU PADRE PUTATIVO Y EL EX AMANTE
INSTRUMENTALIZAR A LA JUSTICIA.- Como son tres las partes que reclaman para si a las menores, el juzgado de primera instancia 5 que instruye su caso, tras incoar el sumario, fija la fecha para la celebración de una vista oral con el fin de acordar las medidas provisionales en tres ocasiones. La primera de ellas, el 15 de octubre, la segunda el 1 de diciembre y la tercera el 30 de enero de 2011.
En los dos primeros casos, el plenario tiene que suspenderse porque el letrado de Margarita Manrique de Lara, el ínclito Marcos García Montes se persona por medio de procurador en el juzgado y comunica que tiene otra vista señalada previamente sin aportar, al menos en el primer caso, documentación fehaciente que avale sus afirmaciones.
Fuentes judiciales cercanas al juzgado de primera instancia número 5, en cambio, sospechan que se trata de una estrategia perfectamente diseñada y planificada para dilatar la vista oral y permitir, entre tanto, que se reuniera la Audiencia Provincial que debería trasladar a la vía civil la sentencia de del Juzgado Penal 5 y de la Sección Sexta de la Sala de lo Penal de la Audiencia Provincial que exime a la madre de haber cometido el delito de «sustracción de menores».
La consecuencia lógica, en este caso, consistiría en que, oídas las partes, el tribunal devolviera a la madre la guardia y custodia de las hijas sin entrar en más detalles, ya que el procedimiento de medidas provisionales y «régimen de visitas», instado por el padre biológico de M. se sustancia en otro juzgado de familia.
Hay por tanto, en apariencia, por una de las partes, un intento de instrumentalización de los tribunales y fraude de Ley para conseguir unos fines espurios y ajenos a su función judicial ─ la equidad, la búsqueda del bien común y el cumplimiento de las leyes ─ parece más que evidente. «Una vez que me devuelvan a mis hijos no va a haber tribunal en el mundo capaz de retirármelos, porque estoy dispuesta a luchar como una leona para que eso no ocurra nunca más», me contó Margarita, llorando y fuera de si, tal y como es bastante habitual en ella.
EL MONTAJE DE LA VENTA DE LA MENOR.- A pesar de todo, por si la decisión de la Audiencia Provincial se dilatara, el letrado de la familia recurre la pretensión de Agustín Juárez. Lo más esperpéntico de su escrito es que niega tajantemente que Juárez sea un deportista de élite, pasando por alto olímpicamente su brillante curriculum deportivo y que haya tenido que cerrar una empresa y carece de recursos para alimentar a la menor. «No tiene donde caerse muerto» me dice Margarita. Los datos, sin embargo, resultan bastante inciertos. Aunque es cierto que el deportista ha tenido que cerrar una de sus empresas cuenta con otras sociedades que le permiten disponer de saneados ingresos y vivir sin escaseces. «Incluso, si quisiera, podría vivir como otros muchos deportistas que se jubilan en el mar, del deporte de la vela»
Otro de los argumentos básicos de la defensa de la dama de acrisoladas virtudes es todavía más peregrino. Según consta en los juzgados, el padre biológico de M. no podría reclamar la patria potestad ni la guardia y custodia de la menor porque habría vendido a la niña en 2003 a su madre, Margarita Manrique de Lara.
Y para apoyar esta tesis, el letrado aporta un extracto de un ingreso de 10.000 euros en una cuenta bancaria cuyo titular no es ni siquiera el deportista olímpico y varias veces campeón de España de vela. «El asunto es tan absurdo que no tiene ni pies ni cabeza. Según la madre le he vendido a mi hija por miserables 10.000 euros cuando sólo en que se reconocieran mis derechos de paternidad me he gastado más de 30.000. ¿En que cabeza cabe tal disparate?», se defiende Agustín Juárez.
Así las cosas, cuando se reúna para tomar una decisión la Justicia lo va a tener muy difícil. Porque al margen de la batalla que se libra en los tribunales, hay otra que se dilucida fuera de ellos, mediante los cuales Margarita Manrique de Lara pretende recuperar unos derechos como madre de los que nunca debió disfrutar, a la vista de su errático y heterodoxo comportamiento, al manipular a las menores en contra de su padre jurídico, haciéndoles un lavado de coco y utilizarlas como moneda de cambio, como instrumento para conseguir la disolución de la sociedad de gananciales y otras prebendas de su ex marido por el que siente un cariño muy especial.
Entre otras cosas, documentos de determinados negocios poco claros realizados por Rafael González Bravo de Laguna y los depósitos existentes en al menos dos cuentas corrientes abiertas en Suiza. Aunque éste tiene declarado que solo dispuso de una cuenta, que la abrió para financiar los estudios de su hijo Borja, de 27 años, cuando estudiaba en un colegio de la Confederación Helvética, hay quien asegura que no todo el dinero es suyo.
¿De José Carlos Mauricio tal vez, con el que viajó con su mujer en una ocasión a París, como cree mucha gente, aunque no existen pruebas de ello? O de algún otro político de las islas, donde hay más corrupción que lava, a los que ha ayudado como consejero delegado de la empresa Seur en España?
ACABAR CON SU EX MARIDO.- De ahí que, entre padrenuestro y avemaría, la dama de alta cuna y baja cama no oculte que está dispuesta a acabar con su ex marido «por drogadicto, putero y…», aunque nada de eso está probado y, por el momento, no pasan de meras habladurías.
Osada y vengativa, la mujer tiene claro que su primera meta una vez consiga recuperar a sus hijas es quitarse a los dos maromos que tiempo atrás le dieron placer y ahora sólo le causan disgustos que se busca ella misma. «Sobre Agustín Juárez ─ le contó a mi magnetofón ─ me ha dicho mi abogado que es un desgraciado, que no puede mantener a una niña, y que no va a constituir ningún problema. Es casi imposible que le autoricen un régimen de visitas con mi hija M.».
Le inquieta más el caso de A, la menor adoptada en Rumania. El empresario Rafael González Bravo de Laguna sigue empeñado en los tribunales en que se mantenga el actual régimen de guardia y custodia en exclusiva. Caso de perderlo exigirá, sin duda, seguir ejerciendo su derecho a un «amplio régimen de visitas». Le ampara el hecho de que ha pasado los tres últimos años al cuidado de la menor y resultaría contraproducente romper de cuajo la relación paterno-filial establecida en ese tiempo.
Porque, lo que parece claro en este endiablado asunto, es que todas las partes pretenden «retorcer el Derecho» para tener la razón, entando a punto los protagonistas de convertirse en querulantes como ocurrió tiempo atrás con Domingo López Alonso o José María Ruiz Mateos.
Dispuesta a cortar por lo sano y a no perder más tiempo en los juzgados con las nuevas demandas civiles y posibles querellas que le esperan, Margarita dice tenerlo claro. «Una vez tenga la guardia y custodia me voy con A. a Jerez de la Frontera donde me esta esperando mi equipo de psicólogas [Sospecho pero no lo puedo probar que se refiere a Berzosa y su clan], las cuales me han prometido que en una semana le sacarán a la menor todos los abusos sexuales a que les ha sometido su padre desde el año 2004 hasta la fecha». Y agrega:
«Una vez lo haya contado todo, ya lo tengo todo listo para presentar denuncia en los juzgados de menores de Cádiz. La denuncia automáticamente activará la maquinaria judicial, lo detendrán y lo encarcelarán».
Ajena a que con su actitud puede provocar de nuevo una guerra sin cuartel, sin tener en cuenta de que las actuaciones judiciales iniciales están en la Audiencia Provincia de Las Palmas y su ex marido puede pedir la acumulación de causas y salir automáticamente absuelto, la mujer sigue en sus trece y no hay quien la haga bajar del burro, aunque no está nada claro quien en este caso es de verdad el pollino.
─ Tengo una fe tremenda en Dios y eso no va a pasar. Como se que la razón esta de mi parte, que abusó de las niñas, si el me metió a mi en la cárcel sin haber echo nada, voy a hacer otro tanto con él. ¿Te parece mal?
LA JUSTICIA DE ZAPATERO.- Esta es la Justicia de la etapa de José Luis Rodríguez Zapatero. No satisfecho con ser el inventor de la Ley Orgánica de Medidas de Protección Integral contra la Violencia de Género, que criminaliza a los hombres por el hecho de serlo y ha encerrado a más de 1 millón de varones en 5 años de aplicación sin lograr reducir los crímenes pasionales ─ llamados ahora pomposamente crímenes de violencia de género ─, ha abierto las puertas a la disolución automática del matrimonio con el divorcio express y ha dejado desprotegidas a decenas de miles de familias y a miles de menores, objeto de comercio entre sus padres, especialmente las mujeres.
Porque esta Ley, la más injusta, discriminatoria, arbitraria e ilegal de todos los tiempos, criminaliza al hombre por el hecho de serlo y trata de reducirlo a una piltrafa humana desde el momento en que en el ámbito familiar se produzca el menor atisbo de rencilla conyugal, sin tener en cuenta si esta ha sido producida por la hembra o el varón.
Dispuestos a cazar moscas a cañonazos, además de la Ley de Violencia de Género, el socialismo imperante ha dotado al feminismo radical de toda una parafernalia de gadgets legales que ha convertido al hombre en rehén permanente, en objeto de deseo y de repudio según convenga, de sus mujeres, amantes o compañeras sentimentales.
Estos pueden ser, además, desposeídos de sus hijos, a los que sus madres pueden secuestrar o retener a placer sin recibir la más minima sanción penal, como el caso presente, salvo que hayan sido desposeídas del derecho a la guardia y custodia. Sin tener en cuenta que esta medida sólo se aplica en contadas ocasiones: cuando la madre se dedica a la prostitución, cuando carece de medios para sostener y educar a sus hijos y en el caso de que tengan taras psicológicas o psíquicas evidentes, aunque existen sentencias en que esta cuestión es un elemento determinante para que se le otorgue la guardia y custodia «a ver si se cura».
La custodia compartida, en vigor en muchos países, podría ser sin duda la solución a un asunto tan polémico, que conduce al desquiciamiento y a la locura, como acabamos de ver. Pero el feminismo radical y una tal Leire Pajín dispuesta a gobernar haciendo «lo que me salga de los cojones» acaban de darle la puntilla a este derecho natural de los dos progenitores. A partir de su inclusión en el Código Penal, basta una denuncia por malos tratos de una mujer ─ aunque sea falsa o no llegue a probarse nunca ─ para que al varón se le retire de por vida su derecho a la custodia de sus hijos.
Como aparece reflejado en el capitulo anterior, todo este cúmulo de barbaridades y arbitrariedades se perpetran con absoluto desprecio de la Constitución Española, el Tribunal Constitucional, Convención de las Naciones Unidas sobre los Derechos del Niño, UNICEF, el Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados, Amnistía Internacional, Convención Europea de Derechos Humanos, Tribunal de Derechos Humanos de Estrasburgo, Human Rights Watch, Declaración Universal de los Derechos Humanos y otras muchas leyes y organismos que defienden que los dos progenitores son necesarios para el desarrollo integral del menor, pese a ruptura matrimonial, separación o divorcio y que este derecho debe ser amparado por Gobiernos e instituciones.
El asunto, según los datos del ministerio de Sanidad y Asuntos Sociales se pretende hacer extensivo a centenares de miles de matrimonios conflictivos, con el fin de preservar a 600.000 niños del dolor de ver a sus padres peleándose. Lo curioso de esta medida es que siempre se aplica al hombre, aunque la supuesta harpía encargada de meter cizaña en el matrimonio, de iniciar y acabar las peleas, sea la mujer.
Y luego, aunque España es el tercer país menos violento de Europa, detrás de Luxemburgo e Irlanda en las relaciones de pareja, las feministas que no paran de acorralar al hombre. Y convertir a la familia en un estado de excepción permanente para una de las partes confundiendo los crímenes pasionales ─ donde hay dos actores y, por tanto, dos presuntos responsables hasta que el asunto se aclare ─ en un delito atribuido a una de las partes, a la que se niega la presunción de inocencia, el derecho de defensa y se encarcela con carácter preventivo sin vista previa, al igual que hacía el nazismo en sus años de apogeo con judíos, gitanos y otra «gente de mal vivir».
El asunto, sin embargo, con ser grave lo sería bastante menos si el Gobierno no se empecinara en recortar cada vez más derecho a una de las partes, como ha anunciado la ministra Leire Pajín la semana pasada, tras la última muerte de una mujer, la víctima número 84, como si el Código Penal fuera la panacea que solucionara todos los males en lugar de incentivar e inducir a muchos hombres, indefensos ante la Ley, a la desesperación y a tomarse la justicia por su mano.
Sin embargo, de un gabinete inútil y de una ministra como Leire Pajín, cuya peculiar forma de gobernar y de nombrar a sus colaboradores no es el merito y la capacidad sino «lo que le salga de los cojones», todo menos Justicia se puede esperar.

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