Sunday, September 26, 2010

EL DIRECTOR DE EL MUNDO PROPUSO A AMEDO QUE IMPLICARA A CORCUERA EN LOS GAL AUNQUE NO HUBIERA PRUEBAS


SEGÚN EL EX COMISARIO, EL IMPOLUTO PERIODISTA LE HIZO
LA OFERTA EN UN RESTAURANTE EN PRESENCIA DE SU MUJER «Y DE ELLO HAY GRABACIONES»
Pedro J. Ramírez, el único director de periódico español que en su etapa de director de Diario 16 hizo la apología del terrorismo de Estado y apoyó a capa y espada la guerra sucia en la etapa de los GAL vuelve hoy a la carga en un nuevo intento de impedir que la «vieja guardia» socialista defenestrada por Rodríguez Zapatero recupere parte del poder perdido y en un nuevo intento de ocultar sus «vergüenzas periodísticas».
«El PSOE pagó 35 millones a [José] Amedo para que cambiara su declaración», titula a cuatro columnas en portada de El Mundo. Y agrega a continuación: «José María Benegas, entonces ‘número 3’ socialista, entregó el dinero tal y como prueban conversaciones grabadas a su intermediario Joaquín Abascal. Entre octubre del 95 y febrero del 96 se produjeron cuatro pagos cerca de la sede de Ferraz como anticipo de los 600millones ofrecidos al ex policía de los GAL. «Cambias tu declaración, te cargas a Garzón y Pedro J., te damos el indulto y te resolvemos la vida», le dijo Benegas a Amedo en Villanueva de la Cañada».
Con esta «información», publicada 24 años después de la desaparición de los GAL, el aprendiz de brujo de la prensa Española, situándose por encima de las instituciones de los partidos, convertido así mismo en el «maquiavelo» de la política aunque nunca ha ejercido cargo alguno, pretende inclinar la balanza a favor de Trinidad Jiménez y en «Nuevo Socialismo» y acabar que la candidatura de Tomás Jiménez se estrelle en los próximas primarias a celebrar esta semana.
El seudoperiodista cuyo empeño principal desde que llegó a la dirección de Diario 16 es cambiar el solito la historia de España ha entrado en lisa en esta «batalla particular» de los socialistas debido a las rencillas personales y deseos de venganza contra Felipe González y su equipo, al que intentó sentar dos veces, con la ayuda del juez Baltasar Garzón en el banquillo en 1997 por llevar supuestamente la guerra sucia a ETA cuando los terroristas amenazaron con aniquilar «uno a uno» a todos los dirigentes del PSOE vasco, tal y como habían hecho en 1980 con la UCD, organización a la que descabezaron al asesinar en un mes a tres miembros de su ejecutiva (José Ignacio Ustarán, Jaime Arrese Arizmendiarrieta y Juan de Dios Doval Mateo) haciendo huir al resto fuera de las provincias vascas.
AUNQUE NO SE HABLA DE DINERO VARIAS VECES SE HACE REFERENCIA A LAS COMPENSACIONES POR IMPUTAR AL EX MINISTRO DEL INTERIOR EN DELITOS NO COMETIDOS
Mientras atribuye al dirigente del PSOE José María Benegas tratar de comprar la voluntad de José Amedo, lo que el plumilla oculta es que en 1995 el trató de hacer lo mismo y tratar de que el subcomisario de Bilbao imputara al ex ministro José Luis Corcuera en la trama antiterrorista, según relata el ex policía en su libro La Conspiración información de la que dice también tener cintas y que no ha sido desmentida en momento alguno por Ramírez Codina. Afirma José Amedo Fouce:
En una ocasión [Pedro J. Ramírez] se empeñó en invitarme a comer, pero no a mi solo, necesariamente tenía que ser en compañía de mi mujer. Alegó que tenía interés en conocerla y tratarla, sin más. […] Me pudo la curiosidad y acepté. ¡Que casualidad! Nos citó en el mismo restaurante en el que pocos meses antes se había reunido con el Príncipe [Baltasar Garzón] para planificar estrategias con respecto a cómo romper mi silencio.
A la hora señalada accedimos a un comedor privado de grandes dimensiones del [restaurante] Príncipe y Serrano, donde el nos esperaba sonriente y expresivo.
Para nosotros la selección de las viandas carecía de importancia. Él se decantó por un pescado como plato principal. Se le veía entusiasmado por el desarrollo de los acontecimientos, que mezclaba con insistencia con José [María Aznar], Paco [Álvarez Cascos], Felipe González [José] Barrionuevo y, ¡como no!, [José Luis] Corcuera, que en definitiva iba a ser el motivo de aquella comida.
Deslizándose hacia mi mujer, se aproximó cautelosamente hacia su objetivo de conversación. Era lógica su postura, acababa de conocerla y tomaba sus precauciones con el fin de no resultar impertinente de entrada.
─ Pienso que hubiese sido conveniente el encausamiento de Corcuera en este proceso. Al no haber tenido participación en la creación de los GAL por cuestión de fechas, no aguantaría la presión de la privación de libertad.
Inicialmente mi mujer y antes de que acabase, le dijo:
─ Este es un problema que a mi no me afecta. Me traen sin cuidado los intereses de otras personas.
─ Pero a tu marido si le afecta. Él tiene garantías en todo esto que también te repercutirán a ti. Cuando lleguen éstos al poder, os va a cambiar la vida.
─ Yo no quiero saber nada, son asuntos que me sobrepasan y no quiero perjudicar a nadie gratuitamente.
─ ¿Cómo gratuitamente? Se podría arreglar.
─ No me refiero a compensaciones económicas. Quiero decir que no pienso volver a declarar sobre este asunto nunca. Mi marido sabe defenderse solo. Yo desconozco todo lo que él ha vivido.
─ Pepe, ¿Tu qué piensas? ¿No crees que sería lo más adecuado? Le daría más fuerza al asunto con el gordo [Corcuera] dentro. Un ex ministro de Felipe en prisión, porque todavía no es la hora de Barrionuevo, esta aforado.
Intervine yo de forma tajante:
─ A ella hay que dejarla fuera ya. Esta historia no le concierne y no quiere joder a Corcuera bajo ningún concepto. Ha declarado totalmente presionada en varias ocasiones y se acabó.
─ Estoy seguro de que Corcuera, en alguna ocasión, le habló de fondos reservados, aunque solo fuese eso.
─ Este capitulo lo doy por zanjado. No quiero saber nada de ti, ni donde tú amigo el juez. Ya tenéis con quién ensañaros, a mi marido lo tenéis bien enganchado.
─Pedro este capitulo esta cerrado ─ insiste Amedo─ Lo de ella se acabó. […] A las malas tengo elementos muy esclarecedores para joderos a todos, aunque a mi me machaquen. Puedes estar seguro de lo que digo.
[A Pedro J. Ramírez] se le cambió la cara totalmente y con una exquisita cortesía dijo:
─ Bueno, no dramaticemos, aquí sólo tiene que salir jodido Felipe González. Tú piensa en lo que se te ha prometido y adelante.
[…]
Pensé que, en el fondo, además de ser un trepa, un lameculos del poder, era un miserable cobarde que sostenía su imagen sobre pedestales ficticios. […] Durante los próximos meses se siguió con la misma tónica de declaraciones, encuentros diseñados, sin que el Príncipe tuviese interés en que se tocase a fondo a Barrionuevo porque el procedimiento pasaba al Tribunal Supremo, cosa que no les interesaba.
EN 1983 ESCRIBIO QUE A BARRIONUEVO «NO HABRÍA QUE CESARLE POR ESTAR CONSISTIENDO ACCIONES IRREGULARES EN EL SUR DE FRANCIA, SINO POR COSECHAR TAN POCOS ÉXITOS, A PESAR DE LA INFINITA BUENA VOLUNTAD CON LA QUE EJERCE EL CARGO». EN 1995 LO APUÑALÓ Y METIO EN LA CÁRCEL
Este es el texto de José Amedo que aparece en su libro La Conspiración, en el que se narra la encerrona que el honesto reportero pretendía tenderle a Corcuera probablemente por venganzas personales y que, según él, tiene grabado, al igual que el texto que hoy publica El Mundo. De su contenido puede deducirse que el seudoinformador le ofrece dinero o algún tipo de recompensa en varias ocasiones aunque no se habla de cantidad alguna.
Lo que poca gente se pregunta es que hace un periodista metido a conspirador con tal de derrocar un Gobierno legalmente constituido, al estilo de las conjuras del siglo XIX, cuando él y precisamente fue el único director de periódico que participó desde las páginas del periódico en alentar, apoyar e incluso incitar el terrorismo de Estado en el Sur de Francia.

EL DIRECTOR DE EL MUNDO PROPUSO A AMEDO QUE IMPLICARA A CORCUERA EN LOS GAL AUNQUE NO HUBIERA PRUEBAS


SEGÚN EL EX COMISARIO, EL IMPOLUTO PERIODISTA LE HIZO
LA OFERTA EN UN RESTAURANTE EN PRESENCIA DE SU MUJER «Y DE ELLO HAY GRABACIONES»
Pedro J. Ramírez, el único director de periódico español que en su etapa de director de Diario 16 hizo la apología del terrorismo de Estado y apoyó a capa y espada la guerra sucia en la etapa de los GAL vuelve hoy a la carga en un nuevo intento de impedir que la «vieja guardia» socialista defenestrada por Rodríguez Zapatero recupere parte del poder perdido y en un nuevo intento de ocultar sus «vergüenzas periodísticas».
«El PSOE pagó 35 millones a [José] Amedo para que cambiara su declaración», titula a cuatro columnas en portada de El Mundo. Y agrega a continuación: «José María Benegas, entonces ‘número 3’ socialista, entregó el dinero tal y como prueban conversaciones grabadas a su intermediario Joaquín Abascal. Entre octubre del 95 y febrero del 96 se produjeron cuatro pagos cerca de la sede de Ferraz como anticipo de los 600millones ofrecidos al ex policía de los GAL. «Cambias tu declaración, te cargas a Garzón y Pedro J., te damos el indulto y te resolvemos la vida», le dijo Benegas a Amedo en Villanueva de la Cañada».
Con esta «información», publicada 24 años después de la desaparición de los GAL, el aprendiz de brujo de la prensa Española, situándose por encima de las instituciones de los partidos, convertido así mismo en el «maquiavelo» de la política aunque nunca ha ejercido cargo alguno, pretende inclinar la balanza a favor de Trinidad Jiménez y en «Nuevo Socialismo» y acabar que la candidatura de Tomás Jiménez se estrelle en los próximas primarias a celebrar esta semana.
El seudoperiodista cuyo empeño principal desde que llegó a la dirección de Diario 16 es cambiar el solito la historia de España ha entrado en lisa en esta «batalla particular» de los socialistas debido a las rencillas personales y deseos de venganza contra Felipe González y su equipo, al que intentó sentar dos veces, con la ayuda del juez Baltasar Garzón en el banquillo en 1997 por llevar supuestamente la guerra sucia a ETA cuando los terroristas amenazaron con aniquilar «uno a uno» a todos los dirigentes del PSOE vasco, tal y como habían hecho en 1980 con la UCD, organización a la que descabezaron al asesinar en un mes a tres miembros de su ejecutiva (José Ignacio Ustarán, Jaime Arrese Arizmendiarrieta y Juan de Dios Doval Mateo) haciendo huir al resto fuera de las provincias vascas.
AUNQUE NO SE HABLA DE DINERO VARIAS VECES SE HACE REFERENCIA A LAS COMPENSACIONES POR IMPUTAR AL EX MINISTRO DEL INTERIOR EN DELITOS NO COMETIDOS
Mientras atribuye al dirigente del PSOE José María Benegas tratar de comprar la voluntad de José Amedo, lo que el plumilla oculta es que en 1995 el trató de hacer lo mismo y tratar de que el subcomisario de Bilbao imputara al ex ministro José Luis Corcuera en la trama antiterrorista, según relata el ex policía en su libro La Conspiración información de la que dice también tener cintas y que no ha sido desmentida en momento alguno por Ramírez Codina. Afirma José Amedo Fouce:
En una ocasión [Pedro J. Ramírez] se empeñó en invitarme a comer, pero no a mi solo, necesariamente tenía que ser en compañía de mi mujer. Alegó que tenía interés en conocerla y tratarla, sin más. […] Me pudo la curiosidad y acepté. ¡Que casualidad! Nos citó en el mismo restaurante en el que pocos meses antes se había reunido con el Príncipe [Baltasar Garzón] para planificar estrategias con respecto a cómo romper mi silencio.
A la hora señalada accedimos a un comedor privado de grandes dimensiones del [restaurante] Príncipe y Serrano, donde el nos esperaba sonriente y expresivo.
Para nosotros la selección de las viandas carecía de importancia. Él se decantó por un pescado como plato principal. Se le veía entusiasmado por el desarrollo de los acontecimientos, que mezclaba con insistencia con José [María Aznar], Paco [Álvarez Cascos], Felipe González [José] Barrionuevo y, ¡como no!, [José Luis] Corcuera, que en definitiva iba a ser el motivo de aquella comida.
Deslizándose hacia mi mujer, se aproximó cautelosamente hacia su objetivo de conversación. Era lógica su postura, acababa de conocerla y tomaba sus precauciones con el fin de no resultar impertinente de entrada.
─ Pienso que hubiese sido conveniente el encausamiento de Corcuera en este proceso. Al no haber tenido participación en la creación de los GAL por cuestión de fechas, no aguantaría la presión de la privación de libertad.
Inicialmente mi mujer y antes de que acabase, le dijo:
─ Este es un problema que a mi no me afecta. Me traen sin cuidado los intereses de otras personas.
─ Pero a tu marido si le afecta. Él tiene garantías en todo esto que también te repercutirán a ti. Cuando lleguen éstos al poder, os va a cambiar la vida.
─ Yo no quiero saber nada, son asuntos que me sobrepasan y no quiero perjudicar a nadie gratuitamente.
─ ¿Cómo gratuitamente? Se podría arreglar.
─ No me refiero a compensaciones económicas. Quiero decir que no pienso volver a declarar sobre este asunto nunca. Mi marido sabe defenderse solo. Yo desconozco todo lo que él ha vivido.
─ Pepe, ¿Tu qué piensas? ¿No crees que sería lo más adecuado? Le daría más fuerza al asunto con el gordo [Corcuera] dentro. Un ex ministro de Felipe en prisión, porque todavía no es la hora de Barrionuevo, esta aforado.
Intervine yo de forma tajante:
─ A ella hay que dejarla fuera ya. Esta historia no le concierne y no quiere joder a Corcuera bajo ningún concepto. Ha declarado totalmente presionada en varias ocasiones y se acabó.
─ Estoy seguro de que Corcuera, en alguna ocasión, le habló de fondos reservados, aunque solo fuese eso.
─ Este capitulo lo doy por zanjado. No quiero saber nada de ti, ni donde tú amigo el juez. Ya tenéis con quién ensañaros, a mi marido lo tenéis bien enganchado.
─Pedro este capitulo esta cerrado ─ insiste Amedo─ Lo de ella se acabó. […] A las malas tengo elementos muy esclarecedores para joderos a todos, aunque a mi me machaquen. Puedes estar seguro de lo que digo.
[A Pedro J. Ramírez] se le cambió la cara totalmente y con una exquisita cortesía dijo:
─ Bueno, no dramaticemos, aquí sólo tiene que salir jodido Felipe González. Tú piensa en lo que se te ha prometido y adelante.
[…]
Pensé que, en el fondo, además de ser un trepa, un lameculos del poder, era un miserable cobarde que sostenía su imagen sobre pedestales ficticios. […] Durante los próximos meses se siguió con la misma tónica de declaraciones, encuentros diseñados, sin que el Príncipe tuviese interés en que se tocase a fondo a Barrionuevo porque el procedimiento pasaba al Tribunal Supremo, cosa que no les interesaba.
EN 1983 ESCRIBIO QUE A BARRIONUEVO «NO HABRÍA QUE CESARLE POR ESTAR CONSISTIENDO ACCIONES IRREGULARES EN EL SUR DE FRANCIA, SINO POR COSECHAR TAN POCOS ÉXITOS, A PESAR DE LA INFINITA BUENA VOLUNTAD CON LA QUE EJERCE EL CARGO». EN 1995 LO APUÑALÓ Y METIO EN LA CÁRCEL
Este es el texto de José Amedo que aparece en su libro La Conspiración, en el que se narra la encerrona que el honesto reportero pretendía tenderle a Corcuera probablemente por venganzas personales y que, según él, tiene grabado, al igual que el texto que hoy publica El Mundo. De su contenido puede deducirse que el seudoinformador le ofrece dinero o algún tipo de recompensa en varias ocasiones aunque no se habla de cantidad alguna.
Lo que poca gente se pregunta es que hace un periodista metido a conspirador con tal de derrocar un Gobierno legalmente constituido, al estilo de las conjuras del siglo XIX, cuando él y precisamente fue el único director de periódico que participó desde las páginas del periódico en alentar, apoyar e incluso incitar el terrorismo de Estado en el Sur de Francia.
En este sentido, el hombre que concibe la Prensa como una especie de «cesarismo mediático» desde el que se mueven entre bambalinas los hilos ocultos de la sociedad, fue quién más incitó a José Barrionuevo a avanzar por la senda oscura de la guerra sucia. «A Barrionuevo no habría que cesarle por estar consistiendo acciones irregulares en el Sur de Francia, sino por cosechar tan pocos éxitos, a pesar de la infinita buena voluntad con la que ejerce el cargo», escribió el 23 de octubre de 1983 en Diario 16. Años más tarde, desde la dirección de El Mundo, esta Manuela Malasaña o Agustina de Aragón de pacotilla de la prensa española no dudó en apuñalarle por la espalda. Y en sentarle en el banquillo y en hacerle pagar por el secuestro de Segundo Marey. Como escribía hace unos años «los GAL no están todavía juzgados». Por una vez hay que darle la razón: los inspiradores intelectuales, los incitadores, los que propiciaron con sus furibundos artículos y su «periodismo de dinamita» el nacimiento de la banda están aún fuera. Y encima se han vengado de sus antiguos camaradas.

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