Thursday, October 28, 2010

ARGENTINA, ENTRE EL PERONISMO SUICIDA Y EL NACIMIENTO DE UNA TERCERA EVITA PERON

LA MUERTE DE NÉSTOR KIRCHNER COLOCA AL PAÍS EN LA ENCRUCIJADA DE UN FUTURO INCIERTO Y LLENO DE PELIGROS
Ha muerto Néstor Kirchner, el ex presidente de Argentina, y la mayoría de los periódicos españoles y latinoamericanos están llenos de necrológicas, esquelas y anuncios de días de luto en varias naciones entre ellas su país natal Brasil, Bolivia, Perú y Venezuela.
Es lo que ocurre, o suele ocurrir cuando fallece un dirigente político populista, tal y como les define Jean Touchard en su Historia de las ideas políticas. El pueblo se echa a la calle a llorar al muerto y todos los buitres de la política, que en Argentina hay tantos como psiquiatras, se lanzan unos contra otros, aún con el cadáver de corpore insepulto para disputarse su herencia al frente del partido Justicialista y su candidatura a la presidencia argentina en 2011, mientras su viuda se postula ─ al estilo de Evita Perón ─ para iniciar un segundo mandato y perpetuar el peronismo, esa extraña forma de gobernar a caballo entre el autoritarismo, la corrupción y el control ideológico y político de las masas.
Casado con Cristina Fernández de Kirchner, su sucesora en el poder y la actual presidenta del país de la pampa, de su biografía hay pocas cosas positivas que destacar. Criado en el peronismo revolucionario ─ la Juventud Peronista de izquierdas ─ de los años setenta, miembro de los montoneros al igual que su mujer, cogió un país en la ruina y lo dejó en el desastre.
Treinta años después del golpe de Estado que derrocó a Isabelita Martínez de Perón, tuvo la posibilidad de realizar la «reconciliación nacional» entre los peronistas (Montoneros, Triple A y Ejercito Revolucionario del Pueblo) y optó por uno de los dos bandos, el de los pistoleros del movimiento montonero de izquierda, al que aupó al poder y concedió numerosos ministerios, incluido el de Defensa.
Kirchner gobernó así Argentina entre 2003 y 2007 rodeado de asesinos peronistas conocidos a los que colmó de honores y riquezas y con la excusa de que iba a promover los Derechos Humanos y la inestimable ayuda de Baltasar Garzón, abrió de nuevo un proceso a las Fuerzas Armadas, procesando a los sobrevivientes de las tres juntas militares que se turnaron en el poder hasta el advenimiento de la pseudodemocracia.
Y no contento con eso, intentó continuar en Argentina el proceso judicial al general Franco, imputando a un muerto los supuestos delitos de genocidio, torturas y desaparición de personas cometidos hace más de setenta años, con sus protagonistas todos muertos y un desprecio absoluto a las leyes, al no estar tipificados estos hechos en código penal alguno entre 1936 y 1939, vulnerando el principio Nullum crimen, nulla poena sine praevia lege que como abogado debería conocer al dedillo.
COMO BUEN CAUDILLO, NÉSTOR KIRCHNER ANTEPUSO EL INTERVENCIONISMO ESTATAL A UN MARCO JUDICIAL ESTABLE, AHUYENTÓ A LAS MULTINACIONALES Y HUNDIÓ A SU PAÍS EN EL CAOS ECONOMICO
Pero así son los peronistas, desde Juan Domingo Perón hasta nuestros días y así aparecen retratados en los manuales de ciencia política. Violentos, déspotas, arbitrarios, arribistas, autoritarios y populistas a más no poder. Aunque, todo hay que decirlo, bastante más demócratas que los militares que tras el derrocamiento de Hipólito Yrigoyen (1930) gobernaron Argentina en la llamada década infame, (desde José Félix Uriburu a Arturo Rawson) en una permanente corrupción e inestabilidad, todos ellos de ideología pro-nazi, que estuvieron a punto de provocar la invasión del país por los Estados Unidos por su descarado apoyo a Adolfo Hitler y al nacional-socialismo.
Aparte de su inmenso patrimonio personal amasado sobre la penuria de las clases medias argentinas trituradas por la crisis y el corralito, Kirchner deja un país gobernado por los terroristas que asolaron la República entre 1970 y 1976, provocando 25.000 muertos y desaparecidos. Lega a sus sucesores un peronismo, dividido en nuevas camarillas y personalismos, huérfano de un liderazgo fuerte y cohesionado, con una prensa debilitada, amenazada con ser intervenida, hundida y en trance de ser amordazada. Y a una viuda de buen ver en trance de convertirse en una nueva Evita Perón o desaparecer entre el fuego cruzado de sus seguidores y adversarios y el marasmo de una turbulenta vida política, como le ocurrió a Isabel Martínez de Perón.
Con su muerte desaparece uno de los cuatro políticos de América Latina (Hugo Chávez, Lula da Silva, Evo Morales y Néstor Kirchner), que hicieron de la plaga del populismo peronista una peculiar forma de gobernar, vulnerando cuantas veces quisieron el principio de legalidad, e imponiendo como normas de comportamiento estatal la rapiña gubernamental, la arbitrariedad y el intervencionismo en materia económica, acabando con cualquier atisbo de un marco jurídico estable que garantizara la libertad de creación de empresas, el libre comercio y el ejercicio de la iniciativa privada como motores de la recuperación económica de sus respectivos países.
SI TU ME DICES VEN/ LO DEJO TODO, LE DIJO GARZÓN A SU MUJER, CRISTINA FERNANDEZ EN LA CAPAÑA ELECTORAL DE 2007 EN NUEVA YORK. EL JUEZ NO PODRA ENTONAR LA MELODÍA EN 2011 ANTE EL CAUDILLO QUE PREPARABA SU SEGUNDO MANDATO.
Recuerdo perfectamente el día en que rodeada de todos los ministros del Justicialismo Cristina Fernández de Kirchner presentó en Nueva York su candidatura a la presidencia de la Republica Argentina con el juez Baltasar Garzón actuando como telonero.
Si tú me dices ven
lo dejo todo,
se arrancó el juez de jueces, el individuo que dice representar la justicia universal y que más veces la ha pisoteado y se la ha pasado por la entrepierna. Colocado por Néstor Kirchner en el Tribunal Penal Internacional como una reliquia de la izquierda a punto de consagrar para que pudiera escapar a las investigaciones del Tribunal Supremo español por sus numerosos crímenes cometidos en el ejercicio de su cargo, Garzón había prometido al saqueador de la pampa que acudiría en 2011 a presentar su candidatura en Nueva York. La muerte del político más ególatra de Argentina le ha apeado de ese compromiso.
Tal vez estos días le veremos en su entierro portando uno de los cirios. Pese a su mediocridad, a su afición por lo ajeno y a su enfermiza obsesión por enfrentarse con la Prensa, la iglesia, con las multinacionales instaladas en su país; a su tendencia a ponerse del lado del terrorismo peronista y remover las turbulentas aguas del pasado y simular que hacia justicia cuando lo que buscaba era la venganza pura y simple, descanse en paz Kirchner. No el político inepto y revanchista, que no merece ningún respecto, sino el individuo.

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