Auspiciado al alto rango de Supermán, nombrado vicepresidente primero del Gobierno y ministro Portavoz sin renunciar a la cartera de Interior, nadie como él, como Alfredo Pérez Rubalcaba, había tenido jamás tanto poder en un Gobierno socialista ni de ninguna otra índole en la españa democrática.
Santanderino, de 59 años, alto cargo y ministro socialista desde la llegada a La Moncloa de Felipe González en diciembre de 1982, este químico con grandes dotes de alquimista, tal vez un poco maquiavélico, concentrará en sus manos el control de los servicios policiales, del Centro Nacional de Inteligencia como vicepresidente primero del Gobierno; la acción del Gobierno por medio de los secretarios de Estado y subsecretarios y la política informativa del Gabinete. Pasa a ser, a partir de ahora, el verdadero hombre fuerte del Gobierno y el delfín de José Luis Rodríguez Zapatero para, llegado el caso, sustituirle en La Moncloa y optar incluso a convertirse en la cabeza de lista de la candidatura socialista en las elecciones de marzo de 2012.
Personaje con una trayectoria coherente y clara entre los suyos, que despierta pasiones encontradas en izquierda y derecha, de la noche a la mañana, Pérez Rubalcaba ha sido elevado a los altares de la política en la séptima remodelación de Gobierno efectuada por Rodríguez Zapatero. Se ha convertido así en el referente a seguir, en la esperanza blanca para numerosos socialistas cuando muchos hablaban de post zapaterismo y daban por perdidas las elecciones generales de 2012.
Hecha pública en la mañana del miércoles 20 de octubre, en plena negociación de las enmiendas a los Presupuestos Generales del Estado, la actual crisis de Gobierno ha supuesto la desaparición de la escena política de la vicepresidenta María Teresa Fernández de la Vega [que bién ganado se tiene un descanso y un buen lifting político que facial no lo necesita], y de los ministros de Trabajo, Celestino Corbacho, de Asuntos Exteriores, Miguel Ángel Moratinos, de Vivienda, Beatriz Corredor y de Igualdad Social, Bibiana Aído. Paralelamente, ascienden en la escala política la ministra de Vivienda, Trinidad Jiménez, que pasa de Vivienda a Asuntos Exteriores, el veterano eurodiputado socialista, Ramón Jáuregui, que ocupa el ministerio de la Presidencia y Relaciones con las Cortes y el ex líder socialista y ugetista Valeriano Gómez encargado de la cartera de Trabajo. Y como de todo ha de haber en la viña del señor ,como en botica, hasta Leire Pajín consiguió aglutinar no se sabe cuantos ministerios, no para dedicarse a repartir condones, como malevolamente la acusa el PP, sino para regalarnos el oído con sus archiconocidas genialidades y saberes varios.
La remodelación es la primera de envergadura que emprende Rodríguez Zapatero tras sus casi siete años en el poder y la más lógica y coherente de todas. Por primera vez, el gabinete socialista renuncia a convertir las políticas de género en uno de los ejes de su estrategia, abandona la política de cuotas dentro del Gobierno, da por sentado que en la situación económica de España hay poco margen de maniobra al dejar a Elena Salgado al frente del ministerio de Hacienda y no cambiar a los ministros de Industria, Miguel Sebastián o Cristina Garmendia, que sigue en Ciencia e Innovación, y apuesta por hacer un gobierno fuerte, que cohesione el partido y lo proyecte ampliamente en la sociedad.
LOS SOCIALISTAS SE HAN SACUDIDO SUS DEMONIOS FAMILIARES ─ LOS GAL Y LA CORRUPCIÓN ─, HAN CONVENCIDO A SUS ELECTORES QUE LOS SAQUEADORES DE ESPAÑA SON LOS DEL PP CON GURTEL, Y UNIDOS DE NUEVO SE PREPARAN PARA DAR LA BATALLA FINAL EN 2012
Lo bueno de este gobierno es que José Luis Rodríguez Zapatero se quita de encima por primera vez los complejos de épocas pasadas, especialmente el estima de los GAL, aquella maquina de matar desde las alcantarillas engrasada con dinero del Estado que, cuestiones jurídicas y morales al margen, fue un mal necesario que debió asumir Felipe González para destruir la capacidad mortífera de ETA y poner fin a su estrategia aniquiladora de los partidos políticos y el sistema democrático. [No olvidemos que su meta a partir de 1980 fue la de aniquilar a la UCD vasca, cosa que consiguió asesinando a tres de sus principales dirigentes en el plazo de un mes y poniendo en desbandada al resto, intentando hacer lo mismo con los socialistas a partir de 1983]. Y traspasa una de las grandes lacras de las que era acusado el felipismo ─ la corrupción ─ al Partido Popular al abrir el «caso Gurtel», una trama de corrupción más teórica que real, pero que desde El País se ha vendido a la opinión pública como un asunto tremendamente sucio y tenebroso.
De esta manera, además, por primera vez reunifica las dos corrientes internas del partido ─ felipistas y zapateristas─ hasta ahora enfrentadas en una soterrada lucha interna que parecía irreconciliable y que se hizo visible en agosto y septiembre último con la elección de Tomás Gómez en las primarias del partido en Madrid.
La llegada al Gabinete de Valeriano Gómez y de la ex alcaldesa de Córdoba, la comunista Rosa Aguilar, que ocupara la cartera de Medio Ambiente, revela que otra de las grandes apuestas de Rodríguez Zapatero es unir de nuevo lo que ellos llaman «la casa común de la izquierda», potenciar la unidad de socialistas y comunistas, sindicatos de clase y grupos sociales afines en un proyecto común, tendiendo puentes hacia UGT y CC.OO. por medio de Gómez y hacia Izquierda Unida, en un intento de captar por enésima vez el voto útil en beneficio del partido creado por Pablo Iglesias.
Los nuevos cambios gubernamentales tendrán también su correlación en el ámbito de los medios de comunicación. El Mundo y el siniestro y maquiavélico Pedro J. Ramírez, que acaba de colocar una primera piedra para abducir la COPE, dejará de ser el «amigo estratégico» de Rodríguez Zapatero para dejar paso al aliado histórico del socialismo, el Grupo Prisa con El País y la Ser, donde ya se oye entonar el "prietas las filas", en detrimento del conglomerado creado por Jaume Roures, La Sexta y el diario Público, aunque es probable que el Gobierno no los deje caer: es su caña de pescar votos entre los grupos antisistema, los okupas, los movimientos antinucleares, el conglomerado antiglobalización y pacifistas de toda laya.
PEDRO J. RAMÍREZ, EL EXTRAÑO GURU DE RODRÍGUEZ ZAPATERO, HA SIDO ECHADO DE LA MONCLOA Y JUAN LUIS CEBRIAN VUELVE A SER EL HOMBRE FUERTE DE LOS SOCIALISTAS EN LA PRENSA. EN EL PAIS SE CANTA DE NUEVO EL PRIETAS LAS FILAS
Y en la política exterior, con Trinidad Jiménez al frente, España sin duda recuperará parte del peso perdido en los seis años y medio pasados, abandonando la nefasta «alianza de civilizaciones» y el acercamiento a los países árabes y tercermundistas de América Latina para afianzar los pactos con la Unión Europea, los Estados Unidos y las naciones del primer mundo y los países emergentes, Japón y Brasil.
Este es, por tanto, un Gobierno de transición, cuya única meta es la cohesión interna del socialismo, el cierre de filas para hacer frente a los retos electorales que se inician en noviembre en Cataluña y recuperar un cierto protagonismo por el Gabinete en la sociedad. De su gestión política no cabe esperar grandes milagros en ningún campo en concreto ─ menos aún en el terreno económico ─ y los miembros del Ejecutivo son los primeros que lo saben.
El lavado de imagen, los intentos de buscar una coherencia interior perdida, la admisión en la casa socialista de la legión de hijos pródigos felipistas, la posibilidad de que Patxi López pueda hacer suyos y vender como propios los pactos firmados entre José Luis Rodríguez Zapatero y Iñigo Urcullu en el País Vasco y el posible desenlace final del terrorismo de ETA ─ asunto que deberá coordinar Jáuregui bajo las órdenes de Pérez Rubalcaba ─, pueden dar a este Gobierno nuevos bríos para dar la vuelta a las encuestas y hacerse con el poder en 2012.
SI EL PSOE LOGRA MANTENER ANESTESIADA A LA OPINIÓN PÚBLICA SOBRE LA CRISIS DEL PAIS, COSA DIFICIL PERO NO IMPOSIBLE, Y CAPEAR LOS DESCALABROS ELECTORALES EN PAIS VASCO, CANARIAS, ASTURIAS Y CASTILLA-LA MANCHA, RAJOY VA A TENER QUE EMPEZAR A TRABAJAR
Sobre todo, si Alfredo Pérez Rubalcaba asume la candidatura a la presidencia del Gobierno en los próximos comicios electorales, que sería lo más deseable, o el PSOE logra mantener anestesiada a la opinión publica, a un país resignado a vivir con 5 millones de parados, con los sueldos de funcionarios y pensionistas (18 millones de españoles perjudicados entre parados, pensionistas y funcionarios) congelados y la economía no empeora, algo difícil de predecir, y más difícil todavía de controlar.
El primer y único objetivo del nuevo Gobierno que «preside» Pérez Rubalcaba desde la sombra será evitar la catastrófica debacle electoral ─ inevitable en Cataluña ─ que le atribuyen todos los sondeos. En todo caso, ésta puede, cuando menos, ser atenuada o disminuida, con pactos electorales en Canarias y País Vasco, con los respectivos partidos socialistas, en detrimento del Partido Popular, y en alguna comunidad autónoma más, como Asturias, salvo que la formación política de la calle Génova se ponga las pilas y nombre desde ya a Francisco Álvarez Cascos como su candidato. E incluso en Castilla-La Mancha donde la quiebra de Caja de Ahorros regional con Alfredo Pérez Rubalcaba controlando todos los resortes policiales, no va a pasar factura, por ahora, a los socialistas implicados ─ tanto al partido como al gobierno regional ─ en muy graves y costosos escándalos de corrupción.
El panorama que se avecina en los próximos meses va a ser, por lo tanto, bronco y especialmente crispado. Con este cambio de Gobierno el PSOE no sólo no va a arrojar la toalla sino que va a plantar batalla a Mariano Rajoy y a los suyos en todos los frentes electorales. Y a intentar consolidarse de nuevo en el poder entre 1912-1916. Lo cual es sin duda un enorme y profundo contrasentido en una Europa en crisis, gobernada mayoritariamente por partidos liberales o conservadores, pero esa es lamentablemente la UE que hemos construido.
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