Friday, July 16, 2010

EL REINO DE ESPAÑA AMPARA, PROTEGE Y PERMITE LA ENTRADA EN EL PAIS AL MAYOR ASESINO DE MASAS DE FINALES DEL SIGLO XX


PAUL KAGAME ESTA ACUSADO DE ASESINAR A MILES DE INOCENTES EN LA GUERRA DE RUANDA EN 1994. LA AUDIENCIA NACIONAL Y EL TRIBUNAL PENAL INTERNACIONAL LE BUSCAN POR DELITOS CONTRA LA HUMANIDAD
Se hacía llamar 0 Bravo y su voz de oyó nítida por la radio aquel 23 de abril de 1994.
¡Make a screening! ¡Make a screening! (Haced un cribado, en ingles).
Las tropas del Ejército Patriótico Ruandés (EPR), de la etnia tutsi que mandaba habían localizado a 2.500 desplazados hutus ocultos en el estado Byumba y sabían perfectamente lo que significaba la palabra screening en el lenguaje militar: la eliminación de todos los adversarios sin dejar testigos de la matanza.
Así que, después de tirar varias bombas contra los refugiados desarmados, entraron en el campo y los masacraron a palos y a machetazos para ahorrar municiones. Solo quedó, que se sepa, un solo superviviente de aquel terrible atentado contra el derecho de gentes.
La persona que mandaba aquel grupo del Ejército patriótico Ruandés se llama Paul Kagame y masacres sin sentido de la población ruandesa protagonizó varias decenas más, hasta totalizar la cifra de 800.000 muertos. La mayor barbaridad, junto con las matanzas de la ex Yugoslavia, cometidas a finales del siglo XX.
A Kagame se le considera, además, el principal inductor de la muerte del misionero español Joaquín Vallmajó y de los cooperantes de Médicos del Mundo Flors Sirera, Manuel Madrazo y Luis Valtueña, incómodos testigos de los asesinatos del EPR. Para buscar una reparación moral a sus muertes y que se haga justicia, la Audiencia Nacional abrió un sumario contra Kagame, que instruye el juez pro socialista de la Audiencia Nacional Fernando Andreu, que tiene procesado y le imputa por estas y otras muertes los delitos de genocidio, crímenes de lesa humanidad, crímenes de guerra y atentado terrorista.
La opinión pública mundial, al ser conocedora de las barbaries cometidas en la ex Yugoslavia, Ruanda y Burundi se dirigió a las Naciones Unidas para que se creara un tribunal especial que capturara en cualquier parte del mundo a los violadores de los derechos humanos, a los genocidas que empezaban a crecer como hongos y los condenara. Se elaboró así el llamado Estatuto de Roma, por medio del cual se instituía el Tribunal Penal Internacional, con sede el La Haya, y con delegaciones en varios países, entre ellos Tanzania, para el caso ruandés.
Pues bien, en este periodo de tiempo, como si nada hubiera pasado Paul Kagame, se presentó en 2003 a unas elecciones generales en Ruanda y las ganó. Utilizando, lógicamente, el expeditivo procedimiento de eliminar a sus adversarios políticos por el procedimiento de cortarles la cabeza con un machete, como ocurrió recientemente.
HA SIDO RECIBIDO EN ESPAÑA CON BANDERA, BANDA Y MUSICA Y SE HA PUESTO UN COCHE OFICIAL A SU DISPOSICIÓN. ZAPATERO SE HA NEGADO A RECIBIRLE PERO Ha ENCARGADO DE ESA MISIÓN A MORATINOS, QUE ES TAMBIEN GOBIENO
Pues bien, hay centenares de datos que revelan que las Naciones Unidas están podridas hasta la médula y que su mejor destino sería su autodisolución. El último de ellos ha sido la convocatoria en Madrid para el día de hoy de una reunión preparatoria de la Cumbre de los Objetivos del Milenio, de la que forman parte la ONU y Zapatero, que impulsa su secretario general Ban Ki-moon y de la que el genocida es vicepresidente. De esta manera, la misma institución que puso en marcha el mecanismo para sentar en el banquillo a Kagame, en un alarde de camaleonismo político, en una burla macabra e infecta contra los miles de asesinados en Ruanda, le protege y le convoca a sentarse al lado de las personas decentes. Porque Paul Kagame no es que tenga las manos manchadas de sangre. Es que si pudiera juntarse la de los 800.000 muertos, se llenaría una piscina de 4.000.000 de litros.
Lo más repugnante de este conclave presidido por un mass murderer, es que Zapatero no solo dio su apoyo y anunció que recibiría con todos los honores, con bandera, banda y música, al personaje más siniestro de la historia de finales del siglo XX que sigue suelto. Tan execrable o más es que la policía española, que debería proceder a detenerle de inmediato esté dándole escolta y que el juez Fernando Andreu este contemplando las musarañas mientras el genocida circula en coche oficial por las puertas de su juzgado.
EN UN PAIS DEMOCRATICO LA POLICIA QUE LE CUSTODIA LE HUBIERA LLEVADO A LA AUDIENCIA NACIONAL, QUE LE BUSCA POR GENOCIDIO, TORTURAS, Y OTROS DELITOS CONTRA EL DERECHO DE GENTES
Cuando el grupo de periodistas de mi generación tenía el control de la información en los principales periódicos en España estas cosas, naturalmente, no ocurrían. Desde Cambio 16, El País e Interviú mandamos a docenas de capos del narcotráfico, a criminales de guerra y a otros detritus de la humanidad al exilio o forzamos a que la Justicia española a que les metiera en chirona. En la actualidad, pese al aluvión de críticas, José Luis Rodríguez Zapatero, se limita a no recibir en el palacio presidencial al responsable de los crímenes más lesivos y graves cometidos contra la humanidad y manda a su fiel criado Miguel Ángel Moratinos, que debe haber estado muy cerca de la sangre humana en los campamentos palestinos y en otros infiernos parecidos a los que es tan aficionado, a representarle en la Cumbre de Objetivos del Milenio. Como si Moratinos, pese a su incapacidad manifiesta para representar a España en el exterior, fuera un extraterrestre y no formara parte del Gobierno de España legalmente establecido.
De modo y manera, que el máximo representante de este país, al proteger, amparar y dar cobijo en Madrid aunque sea sólo durante 24 horas al jefe del Ejército Patriótico Ruandés, está protegiendo a un genocida. Lo que, por otra parte, no deja de ser un contrasentido. Porque mientras tanto el ministerio de Asuntos Exteriores y el de Interior no dejan de pedir ayuda a la Comunidad Europea, especialmente a Francia, para detener a algunos terroristas de ETA, los cuales podrían ser canonizados en el instante si se les compara con Paul Kagame. A un genocida al que se le atribuye, todavía sin demasiadas pruebas, haber ordenado el asesinato de su opositor, Andre Kagwa Rwisereka, vicepresidente del Partido Verde Democrático, cuyo cuerpo decapitado fue encontrado junto a un machete, después de que su partido fuera vetado por Kagame para presentarse a las próximas elecciones generales.
Con ello, ese presidente que vino de León, demuestra una vez más que es un individuo amoral, sin escrúpulos y sin dos dedos de frente el cual, con tal de seguir en la Moncloa es capaz de hacer lo que sea menester. Porque no deja de ser una paradoja que el individuo que se ha ido a ver al Papa, que hace poco más de un año puso en marcha la Ley de Memoria Histórica y reabrió las heridas de la Guerra Civil, delitos ocurridos hace más de 70 años y amnistiados, con el pretexto de hacer Justicia a los muertos de uno de los bandos, ahora haga todo lo contrario. Adopta y hasta apadrina durante un día a uno de los asesinos internacionales que en España dice perseguir y abre de par en par las puertas de la nación al tal Kagame, que no es más que una fiera sanguinaria buscada por la Audiencia Nacional y la Corte Penal Internacional por genocidio. Lo cual no deja de ser el más cruel de los contrasentidos, la más brutal de las indecencias.
¿Existirá en la humanidad un personaje con tantas tragaderas? ¿Un individuo tan amoral y tan siniestro como José Luis Rodríguez Zapatero, esa desgracia nuestra de cada día, que no contento con matar de hambre a 5 millones de parados, con robarle sus pensiones (fijadas por el Pacto de Toledo) a pensionistas y jubilados, solo le falta bailar un vals con el negro que tiene el alma más negra de todos cuantos han pisado este mundo?
Señor Zapatero, lo que los españoles piden de un gobierno democrático no es sólo que no reciba a un asesino de masas acerca del cual hay centenares de pruebas incluso en Internet. Lo único serio y responsable es que le hubiera mandado a detener o, en todo caso, no le permitiera pisar suelo español. Hacerlo es contaminarse estúpidamente, mancharse inútilmente las manos de sangre y dar pábulo al viejo adagio de que el criminal siempre gana

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